miércoles, 26 de diciembre de 2012

CUANDO MENOS TE LO ESPERAS


SEAWS XIII
South East Asia Wild Spirit

Hey spaniards ¿queréis hierba?. La pregunta la escupió Laki, el hijo de los dueños de la farm, mientras los tres cortábamos de dos en dos cientos de calabacines. Miré a Inu, ¿Tú quieres ganja? *¿Tú? No colega, no había estado tan sano mental y físicamente desde los 14 años, paso… *Estoy contigo. Gracias Laki pero que va, no es nuestro rollo, lo que si podríamos hacer es intercambiar música y pelis, que tú las tienes en inglés. *Ok, tengo varias cosas, traeros un usb y os las paso. Cool.

Al final no nos hemos mudado de casa. Nunca quisimos hacerlo y si estuvimos a punto de trasladarnos fue por la presión que ejercía Denny, quería el hombre que viviésemos en la propia farm, así podéis dormir 15 minutos más cada día, decía, creyendo que eso nos importaba más que la incomodidad de rehacer y deshacer una vez más la mochila e instalarnos en otra casa tan destrozada como la nuestra, aún más aislada de todo. La escasa incertidumbre se acabó hace una semana, cuando el inquilino de nuestra supuesta futura vivienda, un hombre flaco y retraído, australiano, de hablar susurrando y mirada inquieta, tomó posesión de la misma. Por lo menos le hemos puesto cara al pibe que se quedó sin el aceite, galletas, arroz, cervezas, platos y cubiertos que se alojan en nuestra cocina. Después de un mes durmiendo en la misma casa que tras el primer vistazo se antojó fría e impersonal, pasajera, cualquier cosa menos un hogar, la comodidad, ahora que hemos cogido posiciones, ha sido la consecuencia (dentro de las posibilidades, claro está). La casa tiene unos 90 m2, exterior e interior de madera, rosa pálido por fuera, blanco garabateado por dentro, dos enormes bidones nos surten agua, uno potable y el otro vomitable. La puerta de entrada, abierta día y noche, 24/7, por falta de cerradura, conecta el pasillo, que vertebra el chaletito dejando tres estancias a cada lado, con otra puerta que da al campo, siempre cerrada cual pared. La distribución vista desde la puerta de entrada es la siguiente: a la derecha, primero habitación de Inu, le sigue la mía y después la de los colchones infestados de arañas y polvo, siempre cerrada (sólo la abrí un día para sacar un cojín que no usamos). A la izquierda, primero el baño, sin wc y con un lavabo cuyos grifos están tan pegados a los bordes que imposibilitan lavarte las manos sin tocar la cerámica. Le sigue la cocina, abierta al pasillo a través de unas baldas que sustituyen a la pared, y al final, el salón. Decoración ausente, básicamente funcional. Sin armarios, ni sofá, tv, sábanas, gas ni agua caliente ¡qué va! Experimentando la teoría que asegura que el ser humano es el animal más adaptable a cualquier medio. Pese a ello le hemos encontrado el punto a estas paredes que en temporada alta (de febrero a mayo) acogen a unos 12 trabajadores. Ahora estamos solos. A 25 metros de la carretera, enfrente de otra casa gemela donde habita una estrambótica pareja india que grita más que habla y rodeados de parcelas de cultivo.

Lux (así me llaman aquí ante la dificultad de pronunciar Lucas), buen día hoy, mañana empezamos más tarde, estad listos a las 6.45 am. Ok Boss. Cada día el camino de vuelta lo recorremos a paso vital, bajos de revoluciones, necesitados de descanso, saboreando lo provechoso de la jornada, básicamente en dólares, hablamos poco hasta después de la ducha.

*Qué petada hoy ¿eh Luki? Yaaa ves, 140 pavos más cerca del objetivo, 600 minutos trabajados y ahora cenita y peli, que mañana no madrugamos, ¡empezamos a las 7! *Hahaha, vaya tela, me gusta tu positivismo, esto no deja de ser un medio para un fin y en no tanto… No quiero ni pensarlo. Pues no lo pienses y apunta en el cuaderno día, horas y pasta. Un par de sándwiches vegetales y de postre las adictivas galletas de choco con su leche, venga una más y me las llevo, que va tío si no quieres no cojas pero aquí se quedan… Y mordisco a mordisco, bajan hasta las migas. El cielo cumplía con su mutación diaria, de celeste a negro pasando por rojo anaranjado. Noche. Fresco. Grillos y ¿ranas? Sentados en el salón, disfrutamos del vicio pokero de Matt Damon en Rounders. A eso de las 00.15 Inu se levantó: Me voy a plancharla, espero que la muela me dé un respiro, por cierto, mira que al principio no me gustaba, pero que rico está el té indio ardiendo que nos pone la señora en los descansos. *Qué sabor y cómo quita la sed con lo caliente que está ¿eh? (me levanté), si los bereberes y los tuareg se lo toman ardiendo en el desierto para combatir la sed y el calor… 

Inu se arrastraba por el pasillo, yo detrás. Mis ojos apuntaron a lo que debía ser la puerta cerrada, algo se movía al fondo. Tras un leve sobresalto reconocí mi toalla: ¡cojonudo! Nos hemos dejado la puerta… No pude terminar la frase. Inu se descontroló, saltó hacia atrás y retrocedió hasta apoyar sus manos en el marco de la puerta de mi habita, sus ojos enfocaban al interior de la cocina. Giré el cuello y creí ver un hombre al lado de la nevera, una oleada de miedo me recorrió desde la baja espalda a la nuca, expandiéndose por toda la cabeza. Inu seguía paralizado, yo no podía ver bien, ¿Qué coño quieres hijo de puta? Pensé. Movimiento en la cocina, la puerta seguía abierta, encendí la luz dando un grito gutural. Al ver el rabo esconderse detrás de la nevera el miedo se fue desvaneciendo con la misma intensidad que me invadió el asco. Ratas. Dios que susto. *¡Puta rata que susto me ha dado! Joder Inu pensaba que había alguien colega. *Y yo. Vamos a echarla. Inu cerró todas las puertas excepto la de entrada, a ver si servía de salida de la ratuna. Me rallé, ¿cuántas habrá? ¿Saltan? Estamos con la luz encendida, se ve desde la carretera, como haya alguien por aquí que nos haya observado este mes… Bueno, primero lo primero. ¿Por dónde se han colado? Tras un par de patadas a la nevera la peluda corrió a esconderse detrás del horno. ¡Pero si eso es un hurón! Menudo bicho colega. *Ahora nos vendría bien el gato al que echamos… Jajaja, Inu estaba encima de una silla.
 *Colega a mí me dan mucho asco las ratas. Y nos querían cobrar 250 $ al mes a cada uno por esta kelly. Me preocupaba que me diese un mordisco en la pierna, así que me puse las botas con ánimo de patearla. Era demasiado rápida, jugando al escondite me la encontré de cara y agradecí que se asustase más que yo, volviendo a su hueco. Al poco salió veloz, derrapó en la curva del pasillo y desapareció en la noche. Nuestro pulso seguía acelerado. Cualquier ruido lo interpretábamos cual presencia. Se ha comido el pan bimbo. Qué perra. Navaja suiza en mano, cuchillo afilado en la otra, Inu a mi derecha, los dos en la cocina. El tenso silencio lo rasgó el sonido de las bisagras de una puerta abriéndose, lentamente, aterradoramente, rollo sótano de peli de miedo pero en real. Estaba tan sensible que me acojoné lo máximo, ¿alguien ha entrado? Crucé mirada con Inu, ambos desorientados. *Ha sido la puerta de mi habita, se ha abierto sola. ¡Joder! Qué momento paranoia, la llave que colgaba del candadito de mi habitación se balanceaba. *Lucas no me ralles, es el puto viento. Eso espero. Vale, vale. Cerramos la puerta de casa. *Hoy tu habita es mi habita, si entra alguien le reventamos entre los dos. Llovía. Inu trasladó su colchón a mi room y me dijo “la cara que has puesto…Nunca había visto una expresión de miedo como esa”. La tuya tampoco ha estado mal. Sin más, caímos rendidos en el mundo de los sueños.

Desayunamos rutina, 2 tostadas de pan de molde con mantequilla & mermelada de frutas del bosque junto con un bol de cereales, plátano laminado y leche fresca. ¿A qué hora dijo Denny? *A las 6.45. Pues son las 7 y nada. No suele retrasarse el indio. Ya, bueno Ina me vuelvo a sobar, que nos despierte. Pero me desperté a las 8.30 sin pereza. No había venido. Raro. Inuuuu! Qué dices, buenos días nen, vamos a buscar otra granja donde tengamos más horas diarias que hay que generar. Venga. Dejamos atrás la casa. Oye, ¿llevas la cartera? *No, pero tampoco creo que la necesitemos buscando una farm. Íbamos picados con los jefes, ¿no trabajamos y ni avisan? Pasamos por delante de su casa y una vez sobrepasada Laki gritó desde la ventana: Lux, ¿dónde vais? No queríamos decirle que dejábamos la granja hasta tener el cheque cobrado y en nuestra cuenta. A comprar unos básicos a la tiendecilla aquella que nos dijiste. Por cierto, ¿hoy no se trabaja o qué? *El comprador nos cambió el pedido a mañana… ¿Queréis que os lleve? -Pues avisa gordaco-. No, no, vamos paseando, gracias Lak.

Venga Ina, canaliza pensamientos para que nos contraten y podamos echar 12 horas al día hasta salir de aquí… *Mierda.  ¿Qué? *Vienen Laki y la señora en su Ford tunning, ¿qué les decimos? ¿En serio? ¿Un día que no se lo pedimos y va a ser el primero que nos llevan? Pararon a nuestra altura para que subiésemos al coche. Ni un céntimo en los bolsillos, ¿A dónde os llevo? -Ve parando en cada granja, estamos buscando otro curro, hartos de veros la cara cada día y de echar menos horas de las pensadas, de las cuáles nos peleáis hasta 5 minutos- Vamos al Big W, quiero comprar unos antiinflamatorios que me duelen los paletos de abajo. Bien dicho, dijo Inu. *Tenemos antibióticos en casa. Os esperamos a que terminéis la compra y vamos a la city. Gracias, pero no hace falta, haced vuestras cosas y si cuando hayáis acabado nos veis andando, nos recogéis. No nos verían andando. Después de 2 minutos en la puerta del súper autodenominándonos idiotas por salir de casa sin cash y perder la oportunidad de adquirir detalles, salimos trotando a buen ritmo dirección de vuelta. *Nada man, 6 km por la cara pero ¿qué le iba a decir? Está perfe, espero que no nos vean, ¿importaba?. 36 grados, corriendo por el arcén de la autovía, sudando pero en forma. ¿Denny? Venga hombre. Detuvo su sangyong granate; venga chicos subid, ¿dónde vais? *A casa, se nos ha olvidado la cartera. Nos miró sonriendo: vale, vamos a la ciudad que tengo que hacer un par de cosas y luego os acerco. *No hace falta, mejor vamos corriendo, luego nos vemos. *Como queráis, a las 5 pm recogida del calabacín.

Inu. Evasion running
Media hora después divisamos la farm a la que nos dirigíamos desde un principio, una elegante grulla se me escapó aleteando del objetivo de la cámara. En los campos de cultivo no se veía movimiento. Nos adentramos, en la esquina derecha había dos caravanas blancas con la puerta abierta, el jazz se iba haciendo más audible conforme nos acercábamos. Un chaval rubio de ojos azules, 25 años uno arriba uno abajo, sentado con el portátil en los muslos, espaldas contra la pared, sombra hasta los tobillos. Parecía francés y lo era. *Hola, como lo llevas, ¿sabes dónde está tu jefe? Debe de estar en el otro campo, cruzando la carretera, detrás de línea de casas. Aprovechamos para sacarle info de primera mano. *Vale, merci, verás, estamos buscando trabajo, ¿más o menos cuantas horas echas al día en esta granja? Su buen inglés tenía un marcado acento gabacho: doce, trece, depende. *A 14 cada una ¿no?... Bueno, entre 12 y 14. *¿Sabes si necesitan más gente? Imagino que sí, yo me voy mañana y varios más también. *Ok, merci dude, que tengas una buena vida.

Cruzamos la carretera esperando no ser vistos. En el jardín trasero de la casa que atravesamos un rottweiler sentado nos clavó su mirada desde que entramos hasta que salimos de allí. Espigas doradas a la altura de las rodillas y ladridos de galgo, perrera o criadero, un ejemplar atigrado me recordó al fila brasilero que recogimos de la calle en la chapada diamantina (Belo Horizonte, Brasil), Jato. Luke, ahí hay gente sentada. 20 hombres de tez oscura, indios o iraníes a primera vista, descansaban sentados formando un gran círculo, a la sombra. Hola, ¿sabéis dónde podemos encontrar al jefe? *Aquí lo tenéis colegas. Nos dimos la vuelta y ahí estaba el opuesto a Denny. Un indio de unos 48 años, afeitado, pelo corto, jeans ceñidos, botas de chúpame la punta y camisa desabotonada hasta el pecho. Australianizado. Las oscuras gafas de sol no permitían ver la expresión en sus ojos. Buscamos trabajo, un amigo estuvo en esta farm el año pasado, Wilem, quizá recuerdes… *No, la verdad es que no. Veréis, ahora no necesito a nadie, volved el 5 o 6 de enero. Inu tomó la palabra: ¿en enero tendrás trabajo? ¿Cuántas horas al día? *7 máximo 8. Lo de 14 horas/día se acabó. A partir de la octava la gente cobra y no rinde, además me he gastado más de medio millón de dólares en una máquina que empaqueta, sólo necesito 2 hombres para realizar esa labor en vez de los 20 de otras temporadas. 12 AU$/hora es el salario -hablaba con la suficiencia de un inmortal-. 14 la hora ¿no? *No, 12, tengo 29 trabajadores, todos a 12, si queréis bien y si no seguid buscando. Payaso. Le dejé el número por si acaso. Inu se calentó: 12 la hora dice, su puta madre, al final vamos a estar hasta bien donde estamos. *Ya ves, por 12 la hora lo haría, eso sí, echando 13 al día, sería regalar una hora, pero la hucha se inflaría bien. Venga va, que no nos descubran saliendo de aquí. 3 minutos en la carretera y Denny nos recogió ¿sospecharía? Nada.

Monty
Antes de que sonase el claxon a las 15.30, sinónimo de inicio del turno de tarde, habíamos comido e ido a la ciudad, Parminda al volante y de copiloto Suomi, en silencio y desprendiendo su característica fragancia Oh de Birra avinagrada con sudor sucio, colega dúchate. La mujer conducía a tirones. Si el coche fuera manual no sabría llevarlo. Fue el primer contacto con adornos y objetos navideños; las dependientas del Coles (cadena de supermercados Aussie) ataviadas con cuernos de reno y gorritos de Papá Noel, llamativos stands rebosantes de turrones y pasteles de carne típicos australianos. Hicimos compra, me acerqué a la farmacia donde adquirí una pomada para la inflamación del frenillo inferior de la boca que no me permite ni vocalizar normalmente y tomamos una coke en un kiosko solidario abarrotado. A las 17h iniciamos la recogida del calabacín finalizando a las 19.45. Siempre lo hacemos de mañana, a eso de las 6.30 evitando el abrase del astro sol, y si en esta ocasión lo hicimos de tarde fue para permitir que las hortalizas crecieran durante el día, ya que después de un mes recogiendo a diario la frecuencia productiva de la planta mengua… Calor. 33 grados y el efecto invernadero generado bajo chándal y camisa de manga larga, protección anti picaduras.*¿Esta gente no puede esperar a recoger esta mierda mañana prontito? Esto es inhumano. Miré a Inu, se bañaba en sudor. Qué ganas de salir de aquí. Ya ves Ina, aquí se quemaría hasta Lucifer colega. *Y mira a Denny, ¿cuántos años tendrá ese hombre? No para, es un duro de la vida. Calculé. Si se casó con 26 y su hijo mayor tiene 20… 48 años tiene. *¿Tú le has visto la cara? 56. Una vez acabado el día, Inu le preguntó: Denny ¿cuántos años tienes? *Adivina. 52 dijo Ino (así le llaman aquí), haciendo la clásica de pensar en más y decir menos, por aquello de insuflar el ego del otro. *Cumplo 57 el 5 de mayo. ¡Inu, pájaro, lo has clavado! Entonces Denny –intervine- ¿te casaste a los 26 y hasta los 36 estuviste sin descendencia? * Mmm, -calculó mirando al cielo-. Sí, primero hay que disfrutar de tu mujer y después disfrutar de tus hijos. La mujer se acercó y con una tierna sonrisa me dio 2 cajas de paracetamol, para mitigar el dolor bucal. Gracias. *Chicos, mañana empezamos a las 6 am, va a ser uno de los días más calurosos del verano. Ok, ¿y qué haremos? *Los albaricoques ya están maduros. 

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