SEAWS XXIV
South East Asia Wild Spirit
Inu ready to go |
Después de unos días de lujo, todo gracias al
hermano J, empezó el Bali sin padrinos. Intensidad máxima esa semana larga de
villas, olas y noches locas. Placer conocer tu vida balinesa y a tu gente Yey,
espero poder hacerte sentir como tú a nosotros cuando necesites de mí. Una vez
destruido nuestro cuerpo lo suficiente como para satisfacer todas las
tentaciones carnales, nos instalamos en la península de Bukit, en Padang Padang,
iniciando una etapa de doce días con los objetivos bastante definidos: comulgar
con la naturaleza, limpiar cuerpo y espíritu para conectar mejor con los
elementos, gastar poquito y surfear duro. Inu quiere recorrer la pared de la
ola, lo cual es complicado en los inicios y yo quiero disfrutar de la maniobra
madre del deporte de coger olas con tabla: Entubarme. Espero que el reef siga
siendo amigo y no me lije la piel. El último día de Villa JAS lo pasamos con Juanjo,
despidiéndonos de la casa, no veas como atrapaba sabiendo que tocaba a su fin,
lo que me voy a acordar de esa King size bed y sus cuatro almohadas. -Oye
J, ¿cómo podemos ampliar el visado
indonesio otro mes? *Fácil, me dan el pasaporte y en una semana está listo, por
60$ tengo un contacto que lo hace, sin problema. –Ok.
Sorpresa detrás del espejo de la habita |
Para inmolarnos del todo, nos quedamos un par
de días en el Suka Beach Hotel, en pleno centro de la Kuta locura, menudo
cambio de room y de baño. Por 5€ persona y día, desayuno incluido, es lo que
hay. Haciendo el check-in conocimos a Carlos, ingeniero catalán que lleva dos
años viajando Asia. Intercambiamos historias y nos contó la suya de Australia:
trabajó 9 meses allí, voló a Nueva Zelanda y volvió a los dos meses a Australia
para trabajar de nuevo, pero no pudo ser. En el aeropuerto de Melbourne le
aislaron en una habitación durante seis horas y le intervinieron el teléfono
móvil, sacándole toda la info del lugar donde trabajaba como ilegal, sin visa
de trabajo. Nos vemos por aquí figura. Paseamos por las Poppies (moviéndonos
con moto caminamos nada) conociendo la zona y soportando las invasivas técnicas
de atracción de los comerciantes. Tras cenar barato & calité en un
restaurante cuyo público era mayoritariamente local, esa noche nos dejamos caer
again por la Loquísima Trinidad: Alicat, Eikon y Sky Garden. Junto con Juanjo,
se nos unieron Nelson y Jordi, argentino y catalán, ambos surfos. Calor mojado.
Es impresionante la forma de chorrear sudor simplemente estando de pie en este
clima húmedo. Buenas risas nos echamos, muy puro todo. Yendo al baño encontré a
mi princesa en el jardín de las delicias, Naomi, rusita con rastas rubias, ojos
azules y cuerpo de stripper, que es a lo que se dedicaba… ¡Medusa! Jijijajá,
unos tequilas y un me voy al baño para nunca volver, luego en la típica vuelta
de reconocimiento la vi acarameladita con otro. Patada.com. Ni rastro de Inu ni
J, poca belleza había por allí, una balinesa morena, preciosa, me miraba:
-¿Cómo lo llevas ojos? *Bien. -Ya veo, ¿Crees que quedaría bien una mezcla de
los dos? *Depende de lo que quieras pagarme. ¿? –Anda, que eres de esas… ¿Y
cuánto pides? *150$. -Jajaja, y lo peor es que habrá alguno que te los pague.
Así me miraba la mujer, yo pensando que le gustaba y sólo veía billetes la
monada.
Resaca y asco personal al despertar, desayunando con Inu, Nelson y
Anna, su amiga. *Ayer me dieron la ampliación de otro mes del visado indoneso.
Hablaba Anna con Nelson. – ¡Qué bueno!, intervine, ¿te puedo preguntar cuanto
te ha costado? * Claro, 25$. – ¿Y cómo lo has hecho? *El trámite es fácil pero
pesado. Tienes que ir a la oficina de inmigración, que está de camino al
aeropuerto, rellenas un formulario, a los dos días vas a pagar la tasa y a la
semana recoges el pasaporte con un mes más de visa. –Olé, gracias, nos acabas
de ahorrar 35$ a cada uno, ¿Dónde está inmigración exactamente?
Monkey Forest |
Antes del retiro en Bukit, ya que después nos
iremos directos a las Gili, en Lombok, quería que Inu conociese Ubud y su
artesanía, localidad interior famosa por sus trabajos en madera, piedra y
pintura, por albergar el bosque de los monos y por sus impactantes terrazas de
arroz, ahora convertidas en atracción turística. 45 km de curvas y tensión en
carretera, un despiste te puede amargar el viaje o incluso eliminarte del juego
de la vida. Nasi ayam (arroz, fideos, pollo y vegetales) por 1€ en un warung de
camino.
Cualquier momento es bueno para hablar contigo, piensan los balineses. Aquellos
que han tenido trato con turistas hablan inglés, callejero y escuchado,
perfecto para entendernos entre dos culturas tan diferentes. Es cierto que no
tienen dinero para viajar, pero en contrapartida su calidad de vida es
aceptable, además de que en realidad viajan y conocen nuevas culturas sin
moverse de su país, por el elevado y diversificado nivel de turismo en esta
Isla. Para ellos, el alquiler mensual de una habitación oscila entre 50-80$ y
el salario de las profesiones sin necesidad de cualificación universitaria
suele ser de entre 400-600$. Cuentan con un clima caluroso todo el año que
determina su carácter, afable y naturalmente optimista. Sonrisa Balinesa. No
tienen filtro y por ello tienden a ser pesados, sin reconocer cuando están
invadiendo la libertad del otro. Buena gente en general. Me molesta, aunque lo
entiendo porque viven de eso, llegar a cualquier lugar y que haya un pibe que
te quiere cobrar por aparcar en la calle, otro que te vende postales, otros que
te agarran el brazo y tratan de dar pena. Se ha masificado el “atraco” al
turista y eso difumina parte de la magia inherente a esta Isla.
Rice Terrace, Ubud |
Vamos Kadek! |
Y con lo bonita que estaba siendo la conducción
de vuelta, nuevo capítulo con la corrupta policía. Semáforo en verde para girar
a la derecha y, al lado, señal de prohibido girar a la derecha. Giramos y de
frente un polisi nos da el alto. Inu dudando de parar, al verme detenido bajó
también de la moto. El policía que se encargó de la “negociación” era un duro.
–El semáforo estaba en verde, y aunque hay una señal, por jerarquía prevalece
la señal luminosa, empecé… *Aquí la ley soy yo, habéis hecho un giro prohibido
y os voy a retener la licencia y la moto, pagáis la multa (125$) y volvéis a
buscar vuestras pertenencias. -¿Y no hay otra opción? Dije sacando 50.000
rupias (5$) del bolsillo. *100.000 (10$) cada uno y podéis iros. Tira y afloja
en el que la retirada de carnet estuvo demasiado cerca para finalmente acabar
pagando 10$ entre los dos, merecido óscar para Inu por la interpretación de su
papel “no tengo dinero”.
Exhaustos tras el día de resaca, no salimos esa
noche por Kuta, sino que cenamos al lado del Hotel, en un restaurante cuya
música era demasiado comercial, aunque la conexión wi-fi funcionaba rápido.
Creí pedir una ensalada y me trajeron un chupito verde que sabía a geranio,
equivalente a las vitaminas y demás propiedades de un kilo de vegetales. Inu se
reía de mí. *¿Me dejas probar? Decía con gracia –Jaja, cabrón es un chupito
enano mira tu cacho ensalada griega… Me quedé allí hasta que cerraron,
escribiendo ideas.
¡Buenos días nen! La esencia del mochilero.
Empaquetar, despedirte de una habitación a la que todavía no le has cogido
cariño y partir a un nuevo destino. Allá vamos. A las 10 am estábamos en la
oficina de inmigración. *Necesitamos una fotocopia del pasaporte y otra del
billete de salida de Indonesia. –Ok, tenéis fotocopiadora ¿no? *Si, pero está
estropeada, dijo la mujer señalándome una máquina demasiado castigada como para
funcionar correctamente. –Cojonudo, ¿y la imprenta más cercana? *Airport. Venga
coño. Inu, dame tu pasaporte y quédate aquí con las mochilas, voy a fotocopiar.
Saqué el Pc y pasé el billete de Surabaya a Bangkok (10 de marzo) a mi USB. A
ver, aquí tiene que haber alguna fotocopiadora más cerca… Iba en la moto,
fijándome en todos los puestos… Di la vuelta, dirección aeropuerto. Justo
enfrente de inmigración, al otro lado de la autopista, había una tienda de
diseño gráfico. Paré allí. *Hola amigo, necesito fotocopiar esto. –Lo siento no
hacemos fotocopias. *Seguro que puedes imprimir, por qué no me escaneas estos
dos pasaportes y me los imprimes. Y también tengo que imprimir un documento de
este USB… Me miraba dubitativo. Vamos
hombre, sé que puedes ayudarme, esto es una imprenta ¿no? –Ok, ok. Por cierto,
deberías poner un cartel de que dais este servicio porque con la oficina de
inmigración enfrente ganarías más dinero… -Ok, ok. No sé qué es lo que le llevó
tanto tiempo pero tardó 45 minutos en volver con los papeles. Ese tiempo
conversé con Giselle, brasileña de Sao Paulo, afincada en Bali hace quince
años, tienda de artesanías en Seminyak. *Bali sigue siendo un paraíso pero no
es lo que era tiempo atrás. Esa pureza se está perdiendo por culpa del “one
world”, Facebook está haciendo mucho daño aquí, ahora ellos conocen y ven todo
lo que pasa en el mundo. La gente se está volviendo más materialista y la
envidia al turista va en aumento, lo que implica un incremento de la violencia,
robos y hurtos. Ayer robaron a una amiga mía de camino a casa, eso antes aquí
era impensable que pasase, los balineses piensan que una mala acción repercute
negativamente en las siete generaciones posteriores, por la ley del Karma.
Aunque los entiendo, ven como se están construyendo hoteles, villas y tiendas
de lujo a las que ellos nunca tendrán acceso y eso genera envidia.
Un rato esperando en la sala de inmigración con
otros cuarenta turistas hasta que nos llamaron por nuestro nombre. *Volved el
día 12 para pagar la tasa. Ok. Gracias.
Atardecer desde Bali Rocks |
Padang Padang |
Llegamos a Uluwatu. Preguntamos en varios
hoteles, resorts, villas y cabañas para finalmente quedarnos en el mismo
acantilado en el que se sitúa Villa Permutih, frente a Padang Padang. 10$ la
habitación doble y un buen rollo que no se compra con dinero. Nos hicimos con
la habita número 4, que nos enseñó Guede, majísimo encargado del Bali Rocks. Pasta
con pollo en Cacho´s, el mexicano en el que cenamos con Steph, Ros y J, siesta
en una de las hamacas con vistas al mar y sesión de tarde en SS, echaba de
menos esa ola. Bañador, 10.000 rupias para un pocari sweat post surfing, moto y
casco. Más que suficiente. Son muy expresivos los balineses, las señoras del
warung se alegraron de volver a verme. Bajé a buen ritmo los 565 escalones
hasta alcanzar la pradera, a cada pisada desnuda de camino a la playa un puñado
de saltamontes y otros insectos salían despedidos en todas direcciones. Las
vacas me observaban con su característico masticar, ¿qué pensarán? Ahí estaba
la derecha, metro y medio largo, tres japos y dos australianos en el agua. Hi.
Hasta que no me hice dos rectos al fondo de coral con su correspondiente
batidora no desbloqueé mi surf, luego
cogí seis buenas olas y otras dos grandes galletas. Beautiful sunset desde el
agua. Lo malo de salir con el sol muy bajo es que al llegar arriba sudadísimo,
billete en mano para adquirir tu bebida, las señoras ya no están. Un
surfo chequeaba las olas desde allí. *¿Wow dude, where are the warung´s
ladies!? –I don´t know. *Shit man, I´m thirsty. ¿Where do u come from? –Spain. Mejor hablamos nuestro idioma
entonces… Así conocí a Diego, malagueño, tímpano perforado hace poco en una
mala caída, por lo que no se puede meter en el agua a surfear… Se quedan él y
otros cinco españoles, en una cabaña del mismo acantilado donde estamos nosotros.
Nos vemos allí.
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