miércoles, 20 de febrero de 2013

DARK SIDE


SEAWS XXVI
South East Asia Wild Spirit

Todo paraíso, terrenal o celestial, tiene dos caras: Por un lado está la cara brillante y pura, representada en cada sonrisa honesta de intención multiplicadora, en cada átomo de la creación natural, en cada gesto bondadoso. En su opuesto se encuentra la cara oscura y lujuriosa, cegadora, materializada en la dependencia carnal que alimenta nuestro ego, en la mirada lasciva de los yonkis del deseo. El karma equilibra pensamientos, actos e intenciones en el devenir de nuestras sucesivas encarnaciones, más allá de nuestra existencia concreta actual. Cuando la lección vital ya debiera estar aprendida, la ley del karma se manifiesta instantáneamente, sin lapso temporal entre acción y regulación, dejando al descubierto los elementos del balance realizado, arrojando de esta forma chispazos de luz y comprensión al eterno misterio de la energía que nos conecta a todos con todos.

Detrás: Inu, Gary, Angelo, Andy, Paul, Villa, David, Judith
Delante: Tony, Cooky, Diego, Lucas, Pablo

Gili Trawangan
Dejamos atrás la isla de Bali, tercer gran destino del SEAWS tras Shepparton y Melbourne, para arribar (bus + fast boat, 4 horas) a Gili Trawangan, que nos ha recibido con la sonrisa humedecida por las intermitentes lluvias que cortinean sobre las tres pequeñas islas paraíso situadas al noroeste de Lombok: Air, Meno y Traganwan. En principio, a mediados de abril, cuando Inu regrese a España, volveré a Bali. Parte del equipaje y la tabla de surf se han quedado en Villa JAS, donde nos alojamos la última noche de nuestra etapa balinesa cerrándola en la misma cama que la empezamos. Nos quedan dieciocho días en Indonesia antes de dar el salto a Tailandia, y tras conocer la imposibilidad de ascender los 3.726 metros que sobre el nivel del mar se eleva el volcán Rinjani,  “No quiero morir, volved en abril” dicen los guías, nos quedaremos tres noches en estas islas antes de embarcarnos en un ferry de 24 horas de duración rumbo a Labuan Bajoh, en la isla de Flores, puerta de entrada al parque natural de Komodo, casa de los dragones del mismo nombre. De allí pasaremos, si es posible también en barco, a Sulawesi, la isla con forma de escorpión, con la esperanza de participar en sus particulares rituales funerarios y disfrutar de una de las más impactantes inmersiones del planeta en las Islas Togian. Veremos. De momento hemos dejado atrás la etapa surfista, corta e intensa, carente de adrenalina por falta de tamaño aunque vertebradora de la última quincena. De abril en adelante será otra historia. 

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