viernes, 22 de febrero de 2013

GILI TRAWANGAN



SEAWS XXVII
South East Asia Wild Spirit
  
Fast Boat, rumbo Gili

Sí, perdí.
Las Gili son tres días y dos de ellos llueve. Más bien diluvia. Inu encantado e impactado con la pureza de la isla. No hay motos ni coches, la gente se mueve en bici, andando o en carruaje de caballos. En los lugareños se nota menos influencia “primermundista” que en Bali. Música en cada esquina. Caminando, dar la vuelta completa a la isla demora hora y media, veinticinco minutos si lo haces en bici. Discotecas, restaurantes, agencias de viajes y centros de submarinismo a ambos lados del encharcado camino sin asfaltar, calle principal de Trawangan. Una burbuja del mundo, tranquila de día, excitada de noche, sin policía, todo derroche. Extraña mezcla entre religión y perversión. La mezquita islamista reproduce cinco veces al día el cántico del Corán, audible desde todos los rincones de esta isla, como si la repetición de ese mantra expiase los pecados diarios de sus habitantes, la mayoría musulmanes practicantes de la religión del exceso. Los nativos lanzan sus ofertas a cada paso que das. Te miran desde que te ven, y cuando contactas visualmente con ellos, ahí murmuran: Hotel, trip, marihuana, éxtasis. Continuamente, sin descanso. Un “yes” por respuesta a cualquiera de sus ofrecimientos supone para ellos la diferencia entre comer mejor o peor. Paraíso de buceadores, enamorados, mochileros, veteranos que luchan contra el reloj biológico y grupos de amigos que buscan experiencias nuevas. Nos alojamos en el Losmen recomendado por Frany y Pablo, tres calles hacia el interior. María, la dueña del Twin Garden, es una facilitadora; lo que quieras, ella lo tiene o lo consigue. Laundry, bicis, equipo de snorkel, comida, direcciones, siempre con su amplia sonrisa. Relax de día y desmadre de noche. Cenamos en el mercado nocturno, desmontado durante el día, similar al de la Plaza “Djemaa el Fna” en Marrakech, pero a pequeña escala y sin encantadores de serpientes ni tatuajes de henna. A partir de las once de la luna, no hay duda del garito que mejor se pone, ya que acordaron que cada día la fiesta grande es en uno de ellos, sin competencia. Viajer@s en su mayoría nórdicos con ganas de ver amanecer, más difícil dormir sólo que acompañado. Música en vivo, reggae lifestyle en todos los rincones. Gente musical, feliz en su tradición. Aparte de conocer los fondos de coral, poco que hacer por aquí cuando brilla el sol, menos cuando diluvia, como los dos primeros días, hoy aquel sí se dejó ver. Diecisiete centros de buceo en una isla con 3.000 habitantes. Relax, tranquilidad y ausencia de prisa. Cambio de marcha sin embragar, me chirría cuerpo y mente pidiendo estímulos nuevos, ganas de responder a lo desconocido. Mañana a las 8 am empezamos una travesía de tres autobuses, dos barcos y un ferry para llegar a Labuan Bajo, en la Isla de Flores, veintiocho horas después del inicio. El vuelo entre Lombok y Flores, de una hora de duración, sale por 120€/persona mientras que la opción lenta y pesada por 29€ cada uno, y como tenemos más tiempo que dinero vamos a atravesar un par de islas (Lombok y Sumbawa) de oeste a este en un cómodo autobús del 75. El objetivo es ver a los dragones de Komodo en su hábitat natural y contribuir a la expansión de Labuan Bajo, próximo pelotazo turístico por lo que se respira en Indo.


Dame algo de riesgo que la tranquilidad me mata.

Mie Goreng en Nusa, Uluwatu
Amor de hermanos




Kuta, Bali
Snorkeling, Inu ha visto una tortuga marina
Calle principal, Gili Trawangan
Inu´s shot





Serán amigos para siempre




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