martes, 23 de abril de 2013

UN PLACER

SEAWS XXXVIII
South East Asia Wild Spirit

QUE NOS QUITEN LO VIAJADO 
Villa, nosotros nos vamos a Phuket en el ferry de las 2 pm, ¿tú tiras hacia Koh Lanta o qué? *Sí, a las 11.30 sale mi barco. Koh Lanta, Railey y Krabi es lo que me queda por Taildandia. En una semana nos vemos en Bali ¿no? *A Lucas sí, a mí me verás por España, esta es mi última noche, mañana volamos a Singapur y yo de ahí a Madrid.

El abrazo entre los dos fue sincero. Divertidos los quince días del tridente por las islas de Tailandia.

Cuando la señora del guesthouse me devolvió el pasaporte, garantía de que todo estaba en orden, me di cuenta de que no tenía mi cartera. Villa. En su mochila. Y se ha ido al puerto hace media hora. Llegamos sudados al muelle, dos ferrys a pocos minutos de zarpar, ambos dirección Koh Lanta. Buscamos a Villa uno en cada barco. Nada. No puede ser, tiene que estar aquí. En la segunda batida Inu le encontró y salió de la cabina con el tarjetero en una mano. ¡Yepa! Cerca.

Desayunamos lo que compramos en el seven eleven en una terraza de película con una conversación de cine. Esos detalles son de lo mejor de Tailandia: la gente no es quisquillosa ni tocapelotas. Que llevas tu bebida al restaurante, perfecto. Que estás de copeo en un supermercado gozando del aire acondicionado, te sonríen. Que pagas lo que adquieres al día siguiente, no pasa nada. Pequeñas cosas que en caso de ser negadas quitan más de lo que a ellos les reporta. Las tres horas de ferry las pasamos en cubierta acangrejándonos junto a unos cuantos con el intenso calor.

Conseguimos habitación en un callejón frente a la playa de Nai Yang, la más cercana al aeropuerto. Cenamos con los pies en la arena, repasando la aventura que vosotros habéis podido seguir en la distancia y tras una noche marcada por el calor y para mí por el dolor en las costillas, cogimos el último avión conjunto.

Ya en Singapur, donde empezamos, el hasta luego, la despedida. Mirada grave de mutuas gracias y abrazo sonriendo cuya esencia encerraba todas las experiencias vividas en estos catorce años de amistad. Las recordadas y las olvidadadas.

Interrail. Notre Dame. París. 
Interrail. Amsterdam. Ahí si que gané!
Aquellos mágicos veranos en Puerto Rey (Almería), forjadores de buena parte de la personalidad que ahora tenemos. El desvirgue viajero transfronterizo que significó el interrail por Francia, Holanda, Bélgica y Luxemburgo hace 9 años. (En una de las paredes de mi habitación aun cuelga la matrícula amarilla de aquel coche francés, evocadora de ese trip.) Las cenas de fin de año en Madrid y, tan reciente que aquí sigo, el SEAWS. Lo que empezó como una idea un tanto irracional (Ir con lo justo a trabajar ilegalmente en el país y continente más lejano al tuyo, en otro idioma, en otra cosa,  para hacer dinero y luego viajar con eso) se ha plasmado en la realidad colega.

20/11/2012. Empezaba SEAWS
Hemos de dar gracias a Denny y al BeachComber por brindarnos la oportunidad de generar liquidez, pero que sepas que nadie nos ha regalado nada. A posteriori parece bonito y lo es, aunque con matices complicados. Jamás olvidaré la persistencia de dos licenciados en derecho partiéndose el lomo durante cuarenta días consecutivos a 40° de temperatura en un campo de cultivo de la Australia profunda, por elección propia, apoyándonos hombro con hombro en situaciones que en el vivir cotidiano no se dan.
Ha salido bien el trip. Una pena no haber podido ascender el volcán Rinjani (Lombok, Indo) ni conocer las islas de Flores, Komodo y Sulawesi (Indonesia) como en principio teníamos planeado. Lo intentamos, pero la época lluviosa nos dejó tirados en Sape (Sumbawa) con el mar embravecido. Da igual, hemos tenido salud, energía y el apoyo incondicional de familia y amigos, con eso vale y sobra. Laos y Vietnam los descartamos nosotros, fijo que ahí seguirán para una futura incursión.

Lo mejor ha sido el valor añadido. Como tú dices, te esperabas un viaje externo, de ver, conocer, hacer y, sin embargo ni perjuicio, a la par has realizado otro interno, el de sentir. Esa dualidad es la recompensa del viaje: conocerte a ti mismo en más vertientes de las que imaginabas, haberte testado en situaciones fuera del radio de la normalidad más rutinaria y, además, haber salido triunfante de las confrontaciones contigo mismo. Un éxito, vamos. Ahora, ¡a por el resto de la vida!

Inu, amigo, un placer viajar a tu lado. Nos vemos en la tierra que nos vio nacer.

Arrumani

¡Suerte y a darle fuerte!


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