SEAWS XXXVIII
South East Asia Wild Spirit
QUE NOS QUITEN LO VIAJADO
Villa, nosotros nos vamos a Phuket en el ferry
de las 2 pm, ¿tú tiras hacia Koh Lanta o qué? *Sí, a las 11.30 sale mi barco.
Koh Lanta, Railey y Krabi es lo que me queda por Taildandia. En una semana nos
vemos en Bali ¿no? *A Lucas sí, a mí me verás por España, esta es mi última
noche, mañana volamos a Singapur y yo de ahí a Madrid.
El abrazo entre los dos fue sincero. Divertidos
los quince días del tridente por las islas de Tailandia.
Cuando la señora del guesthouse me devolvió el
pasaporte, garantía de que todo estaba en orden, me di cuenta de que no tenía
mi cartera. Villa. En su mochila. Y se ha ido al puerto hace media hora.
Llegamos sudados al muelle, dos ferrys a pocos minutos de zarpar, ambos
dirección Koh Lanta. Buscamos a Villa uno en cada barco. Nada. No puede ser,
tiene que estar aquí. En la segunda batida Inu le encontró y salió de la cabina
con el tarjetero en una mano. ¡Yepa! Cerca.
Desayunamos lo que compramos en el seven eleven
en una terraza de película con una conversación de cine. Esos detalles son de
lo mejor de Tailandia: la gente no es quisquillosa ni tocapelotas. Que llevas
tu bebida al restaurante, perfecto. Que estás de copeo en un supermercado
gozando del aire acondicionado, te sonríen. Que pagas lo que adquieres al día
siguiente, no pasa nada. Pequeñas cosas que en caso de ser negadas quitan más
de lo que a ellos les reporta. Las tres horas de ferry las pasamos en cubierta
acangrejándonos junto a unos cuantos con el intenso calor.
Conseguimos habitación en un callejón frente a
la playa de Nai Yang, la más cercana al aeropuerto. Cenamos con los pies en la
arena, repasando la aventura que vosotros habéis podido seguir en la distancia
y tras una noche marcada por el calor y para mí por el dolor en las costillas,
cogimos el último avión conjunto.
Ya en Singapur, donde empezamos, el hasta luego,
la despedida. Mirada grave de mutuas gracias y abrazo sonriendo cuya esencia encerraba
todas las experiencias vividas en estos catorce años de amistad. Las recordadas
y las olvidadadas.
Interrail. Notre Dame. París. |
Interrail. Amsterdam. Ahí si que gané! |
Aquellos mágicos veranos en Puerto Rey
(Almería), forjadores de buena parte de la personalidad que ahora tenemos. El
desvirgue viajero transfronterizo que significó el interrail por Francia,
Holanda, Bélgica y Luxemburgo hace 9 años. (En una de las paredes de mi
habitación aun cuelga la matrícula amarilla de aquel coche francés, evocadora
de ese trip.) Las cenas de fin de año en Madrid y, tan reciente que aquí sigo, el
SEAWS. Lo que empezó como una idea un tanto irracional (Ir con lo justo a
trabajar ilegalmente en el país y continente más lejano al tuyo, en otro
idioma, en otra cosa, para hacer dinero
y luego viajar con eso) se ha plasmado en la realidad colega.
20/11/2012. Empezaba SEAWS |
Hemos de dar gracias a Denny y al BeachComber
por brindarnos la oportunidad de generar liquidez, pero que sepas que nadie nos
ha regalado nada. A posteriori parece bonito y lo es, aunque con matices complicados.
Jamás olvidaré la persistencia de dos licenciados en derecho partiéndose el
lomo durante cuarenta días consecutivos a 40° de temperatura en un campo de
cultivo de la Australia profunda, por elección propia, apoyándonos hombro con
hombro en situaciones que en el vivir cotidiano no se dan.
Ha salido bien el trip. Una pena no haber
podido ascender el volcán Rinjani (Lombok, Indo) ni conocer las islas de
Flores, Komodo y Sulawesi (Indonesia) como en principio teníamos planeado. Lo
intentamos, pero la época lluviosa nos dejó tirados en Sape (Sumbawa) con el
mar embravecido. Da igual, hemos tenido salud, energía y el apoyo incondicional
de familia y amigos, con eso vale y sobra. Laos y Vietnam los descartamos
nosotros, fijo que ahí seguirán para una futura incursión.
Lo mejor ha sido el valor añadido. Como tú
dices, te esperabas un viaje externo, de ver, conocer, hacer y, sin embargo ni
perjuicio, a la par has realizado otro interno, el de sentir. Esa dualidad es
la recompensa del viaje: conocerte a ti mismo en más vertientes de las que
imaginabas, haberte testado en situaciones fuera del radio de la normalidad más
rutinaria y, además, haber salido triunfante de las confrontaciones contigo
mismo. Un éxito, vamos. Ahora, ¡a por el resto de la vida!
Inu, amigo, un placer viajar a
tu lado. Nos vemos en la tierra que nos vio nacer.
Arrumani
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