domingo, 28 de abril de 2013

CEYLON


SEAWS XXXIX
South East Asia Wild Spirit
"Sin duda, la mejor Isla de sus proporciones en todo el mundo"
                                                                          Marco Polo sobre Sri Lanka

Ojalá pudiese decir que Sri Lanka me ha recibido con los brazos abiertos, pero de momento cal y arena. El país dormía cuando llegué y lejos de despertarse para bienvenirme, me dio la espalda. Malestar de principio a fin en este día y medio que vago por Colombo… Con suerte, me irá mejor en el este.

La segunda estacia en Bali tuvo tres etapas muy diferenciadas, todas ellas marcadas por la ausencia de lo único que quería hacer en la Isla de los Dioses. Surf:

10 días de reencuentros con amigos y conocidos, con el glamour y la high class Seminyakera y con cupido, que pensaba me tenía en su lista negra. Le siguieron 5 días de autocastigo, momentos duros de recolocación interior puliendo de nuevo fallos que pensaba superados. Resplandor en los últimos 6 días compartidos con gente de puta madre. Lo que pasó en Bali lo desarrollaré en los próximos posts...

Hoy no salgo que mañana vuelo y tengo que hacer cosas antes de irme. La frase que repetí unas cuantas veces la noche anterior se paseaba burlona por mi cabeza a las 8.20 am, cuando volvía hacia el hotel después de una graciosa despedida… Mauro, el argentino que conocimos en St. Kilda (Melbourne, Australia) y llegó a Bali hace cuatro días, dormía profundo en la habita. Reventado como iba, la cama me tentaba pero me subí a la moto y fui a Villa JAS, donde tenía que recoger algo de ropa. Llamé a J cuando llegué, ya que no tenía llaves de la casa. El hombre llevaba días con fiebre y no pudo venir, por lo que entre pederme de camino a su nueva casa o saltar el muro de tres metros de altura, por cercanía opté por lo segundo, pese al agudo dolor que persiste en mis costillas.

Llegué de nuevo al hotel y antes de preparar la mochila me di una larga ducha fría y desayuné con Mauro y Jason, el negro rasta que trabaja en una productora musical de San Francisco. Entre risas, el reloj se apretó dejando poco margen para imprevistos y con todo listo para dejar la room después de seleccionar lo que me llevaba y lo que allí se quedaba, no tenía la llave de la moto. Venga coño, ¿ahora? Pues sí. La busqué, la rebusqué, deshice y rehice la mochila con un cabreo creciente conmigo mismo, fui a la moto pero no estaban puestas… Joder. El plan era ir con mi propia moto al aeropuerto, dejarla en el parking y allí la recogería Johny. Ahora la opción era dejar la moto donde estaba e irme en taxi. Bajé a la sala de desayunos, *¿oye, habéis visto una llave de moto? – Sacó una del bolsillo,no era la mía. *Puede ser, gracias. La cogí y me fui a la moto sabiendo que quizá funcionaba (un día arranqué otra moto con mi llave) y aunque me costó encontrarle el juego, a media llave metida escuché el sonido del motor. Perfecto. Mauro, grande, nos vemos pronto.

Superada la primera traba me uní al denso tráfico de hora punta balinesa, mediodía, perfecto para ese momento de medio prisa. Zigzagueando con sueño, mochilote y calor pensé en darme la vuelta y que le dieran por el culo a Sri Lanka pero llegué con tiempo suficiente al aeropuerto y me metí en el avión donde la excéntrica señora maquillada hasta la frente que me tocó al lado intentó en vano conversar conmigo. En Changi, el megaeropuerto de Singapur, di más vueltas de las queridas para conseguir imprimir la visa Srilankesa, compré bálsamo de tigre óptimo para dolores musculares y preparé la ruta cingalesa durante la espera, que se alargó una hora sobre lo previsto por el retraso de mi vuelo.

Llevo días maquinando y he decidido cruzar el país en bicicleta. Aterrizo en Colombo, duermo un día entero, me compro una bici molona y pedaleo hasta Arugam Bay disfrutando del camino (400km, 6 días). En Arugam Bay parece que hay derechas largas y de formación perfecta(olas). Justo lo que quiero. Y como estoy convaleciente de las costillas, al tardar 6/7 días en llegar ya les habré dado tiempo a que se recuperen… ¿o no? La dificultad la pone el desnivel de la ruta, montañosa en 200 km.  

Llegué al discreto aeropuerto de Colombo a las 11.30 pm, cansado y motivado, extraña sensación. *Señor, su visa no aparece en el sistema, por favor, diríjase a esa oficina. ¡Cojonudo! Había dado un número de pasaporte erróneo, pero no hubo más problemas que diez minutos de espera en un ambiente algo tenso. La verdad, nada de nervios.

Es lo que hay
¡Por fin Sri Lanka! Quería una cama del tirón pero el precio del taxi se me iba del presupuesto y el servicio de autobuses funciona de 4.30am a 11pm, por lo que me quedé en un cómodo para sentarse/incómodo para dormir asiento de la amplia sala de espera que compartí con soldados del ejército cingalés, monjes budistas e ilusionados familiares y amigos de los pasajeros que iban llegando. Del sofá que encontré en uno de los stands de reserva de hoteles de lujo me levantó un policía más simpático que duro y vuelta a mi sillita.

Saqué rupias de aquí (160 rp = 1€) y a las 4.20, más cansado que tras un día semillando en el campo, cogí un tuktuk que me llevó a la “estación” de autobuses; me subí al que iba a Pettah, en Colombo 1 (va por zonas, hay hasta Colombo 16). Los 35 km los pasé en un estado de ensoñación despierta en los que percibía el sonido de la lluvia y el claxon, las ruedas salpicando, la vozdel cobrador por el pasillo. Veía en blanco y negro las caras de los cingaleses que me miraban extrañados, sentía necesidad de descansar.

Descendimos a toda prisa, como si fuéramos de contrabando y anduve desnortado hasta que otro tuktukero me llevó al ruinoso hotelillo catalogado en la Lonely Planet como el más barato de la ciudad. Mentira. 10€ por noche en habita para mí. 6€ en habitación de doce camas. Y pasaba de compartir. Así que eché a andar viendo como se desperezaba la ciudad, con 18 kilos de equipaje, objeto de miradas curiosas recibo sonrisas de todos los colores, básicamente ennegrecidas y cada vez que entro en un “hotel” me intentan clavar 10€, por lo menos podrían estar a pie de calle joder, que sólo por preguntar tengo que subir 30 escalones, cojones. Plena luz del día cuando un cinga con camisa y saronj por pantalón se me une a paso vivo, -¿buscas alojamiento? *Sí. -Sígueme. *¿Lejos? -100 mts.

Fueron tres kilómetros pero daba igual, estaba en el barrio hinduista de Pettah, zona de nativos, por eso me rechazaron en los seis hoteles a los que entramos, 3-4€ la noche. No room. Harto estaba, cuando otro chaval me hizo un gesto. Ven. Y allí me quedé, en el Everest Hotel… Menuda lucha, pero conseguido. Colchón de 2 centímetros de grosor sobre tabla de madera, ventanilla y ventilador. Baño compartido. Mi pequeño santuario para descansar tras dormir 2 de las últimas 43 horas… Campanas. No me lo creo, bueno son las 8 am, serán 8 campanazos. Cuando llevaba contados y escuchados ciento ochenta y cuatro empecé a reir… Luego otra tanda. Es lo que tiene estar al lado de la mezquita, gracias a quien sea, el sueño se apoderó de mi.

Desperté con hambre ¿qué hora será? La 1 pm. El dueño del hotel había llegado. *Aquí sólo alojamos a nativos. –No es mi caso. *Necesito tu pasaporte/visa ahora. Y mañana a las 7.30 te tienes que ir. -Cuando he llegado he negociado con ellos hasta las 10 am. *No ellos son trabajadores, el jefe soy yo. –No te preocupes que me iré antes de la hora pero los negocios no funcionan así. Payaso. (Eso se lo llevó en español).

Hoja de platanero a modo de plato,
recortes de perio'dico por servilletas...
Barrio hindui'sta.
Piloto tuktukero. No me convecieron
los amortiguadores ni los frenos de disco
ni la horquilla des suspensio'n...

Después de comer compré la toalla que no tenía y caí en una tienda de bicis de segunda mano tras un estresante viaje en tuktuk. Pedían 50€ por la bici de Heidi, tecnología japonesa decía el buen hombre y pese a que lo pensé mucho, no me veía haciendo 400km de montaña con ese hierro.



No he tenido que buscar para ver
la estampa...

Esta noche, la primera que he pasado en el país, ha sido la peor que paso desde hace tiempo. El cansancio acumulado no tenía correspondencia en el sueño y al dolor costal se le ha unido un fuerte dolor de dientes, boca y hasta pómulo. Calor, ruido ventilador, sin poder encender el Pc al no haber enchufe. Paracetamol, nolotil, nada. 1 hora, otra… Me levanto a hacer flexiones, estirar, trato de cansar mi cuerpo pero me duele la boca y no puedo sobar, escucho coches, pasos en el pasillo. Me siento sólo, buscando una postura que no encuentro. Decido irme en tren a Arugam Bay, mañana me voy. Muerdo una camiseta con todas mis ganas para mitigar el dolor, y al cabo de un rato, demasiado, me duermo. 

Larga ducha fresca de buenos días, recojo todo, separando en una bolsa de plástico lo que no me hace falta, y me voy del hotel. Tuktuk a la estación de tren. No hay trayecto directo a mi destino, así que compro uno que me deja a 100km, en Batticaloa,desde allí busearé hasta Arugam. Son nueve horas y no quedan camas. *¿Asiento de 1ª,2ª o 3ª clase señor? –Flash de Tailandia y su aceptable clase popular.-Tercera para mí, por 3€ me planto allí.

Sin haber estado en las colonias inglesas,
como decorado cuela fijo.
En una sala y con un hombre amabilísmo que me han evocado la Inglaterra colonial, he dejado el equipaje, a 0.30€ al día. Ahí se queda hasta el 19, que vuelvo. *¿Te vas en el tren de las 7.15 pm? –Sí. *Peligroso, 24 horas seguidas conduciendo el maquinista. Y se ríe. Espero que sea broma. Stoody (Gracias).

Ahi' esta' el ti'o contando
su dinero... 
Descubriendo sabores. Pastel de huevo, patata y vegetales con rebozado externo que me ha acercado a la cultura del país, eliminando barreras que parecían insalvables. Bollería artesanal azucarada y de beber, té. El té sabrosísimo y energizante que proviene de esas plantaciones que pretendo ver y patear. Café de Colombia, carne argentina, chocolate Belga (o marroquí, dependiendo) y el té, de Sri Lanka.

Todos coinciden en su tez de aceituna y en su mirada curiosa; te ven, se paran, te observan y sonríen, se acercan y comentan. Sonrisas picadas, marcadas por una vida centrada en familia, trabajo y religión. Sus ojos…

El tráfico es indescriptible, todo puede pasar, ceder el paso es dejar diez centímetros de margen entre vehículo y peatón, todos en continua interacción. Poco niño por la calle. No hay clase media en cuanto al trato, o se desviven con bondad o te rechazan sin maldad.

Me gusta lo veo, adoro lo que siento, espero entenderles como hago con el viento. Perdiendo en confort se gana en pureza, quizá sea amor lo que tengo en la cabeza, ¿Amor? ¿Amor a qué? ¿Amor a quién? O tienes mucho tacto o me lo dices en abstracto. ¿Eso piensas? A ver esta: Toma el control de tu vida y desenrolla el pergamino, sólo tu intuición puede vencer a tu destino. Cristalino. Y ya no sigo porque en breve subo al tren, qué será de este viaje, espero por lo menos que mi alma no se baje ni se raje. ¡Equipaje! Voy a recogerlo y a encerrar a la razón prefiero que esta ruta me la guíe la pasión.

¡On the road!


4 comentarios:

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  2. Hola lucas soy jose ,conserje de zurbano estoy siguiendo tu viaje por tus relatos .No te he podido escribir antes ,de hecho no se si esto te llegara ,si es asi dimelo en tu proximo relato .pasatelo bien y drisfuta tu viaje VIVEEEEE

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