martes, 5 de marzo de 2013

LIGHT UP THE DARKNESS

SEAWS XXIX
South East Asia Wild Spirit


"Prendido, 
a tu botella vacía,
 esa que antes,
 siempre tuvo gusto a nada..."

Estadio Azteca - A.C.

No estoy centrado, eso es evidente. Un viaje de estas características exige tu máximo en cada minuto que pasa, en cada paso que das. Siempre alerta, continuamente concentrado, eternamente al 100%. Cuando sucedió el desencuentro con nuestro planificado itinerario, tras las 56 horas de bus, ferry, esperas y regateos, solté las riendas del trip creando una etapa plana, de piloto automático, de vacaciones pasivas, reponiendo energía para la Thailand experience, que comenzamos en apenas cuatro horas, las que separan Surabaya de Bangkok volando con Airasia. Esta última semana no ha tenido sentido ni finalidad para mí, he estado a verlas venir, copiloto de mi propio coche, siervo del tiempo, esclavo de la pereza, dueño de mi desidia, la vida pasando frente a mí y yo dándome la vuelta, evitándola. Extrañando situaciones, buenas y malas, al final siempre positivas.

Desganado, desmotivado, sin meta.

Inu quiso entrar en la habita, *abre Strike que voy acompañado. -Yo tampoco estoy sólo nen, ya conoces el pacto, quien llega primero se queda el cuarto entero. ¿Qué país visitas hoy? *Suecia. –Precioso.

Pasamos el día de piscina, desayunando dos veces por el precio de una haciendo la de ir, desayunar, volver a la habita, cambiarnos de camiseta, sentarnos en otra mesa y volver a desayunar. Es imposible que no se den cuenta. Ina ha perfeccionado la técnica hasta el punto de no levantarse de la mesa y desayunar doble.  Por allí estaba Ana la portuguesa. 9 meses lleva viajando por China, India, Australia y ahora Indo. Crea pulseras y colgantes, en Sidney sacó bastante dinero vendiendo de puerta en puerta cuadros adquiridos en China; se aprendió el speech que gustaba a los Aussies, “soy una artista portuguesa, cada uno de mis cuadros es un óleo único, artesanal”. Comprados al por mayor a 3€ la unidad, vendida cada una por 160.  Resacoso se movía también Iñaki, de Eibar. Está por aquí con otros cuatro vascos, de los de Ikurriña (bandera del País Vasco) en la ventana de su habitación, en breve inician el Mentawai trip. Dos trabajan por temporada en España y Australia, viajan buscando olas el resto del año. Los otros tres se mueven con la prestación por desempleo que proporciona España a los trabajadores que se quedaron sin ocupación. La piscina empezó a calentarse, tres grupitos de viajeras simpáticas tomaron posiciones con sus toallas y un grupo de tres alemanes puso música house poco comercial para disfrute de todos, el sol brillaba fuerte. Hablaba con Ana cuando escuché español al otro lado de la piscina. Allí estaban un mexicano, dos de Málaga y tres catalanes contando cómo partieron la noche anterior. Me reí escuchando sus historias, o creían que nadie les entendía o eran muy cantosos los personajes. Esa tarde-noche J nos enseñó el Lacalaca, un pub-restaurante mexicano de dueño francés que vende jarras de sangría a 28€. Localizado en Seminyak, zona más exclusiva y selecta que la desprendida Kuta. Allí hicimos grupo con Matías, Teiki y la inglesa que le acompañaba. Modelo, guapa, surfera. Me sonaba su cara, claro, de la piscina del Suka esta mañana. El día anterior acabó con una relación de 6 meses. *Teiki, ¿esta noche la coronarás no? – ¿Otra vez? Nos reímos. Pero él ya no reía por la mañana, la chica se llevó el balón a casa completando el hat trick acostándose con Matías… Menudas intrigas balinesas con el batalleo nocturno de fondo. Tremendas las ganas de coger olas, así que no salimos, volví con Inu pa casita.

A las 7.30 am desayuné con Inu, Ana y Natasha (una periodista californiana tranquila y decidida), imposible el 2x1 ya que estábamos solos allí. Anita tenía ganas de algo diferente. Bueno españoles, ¿qué vais a hacer hoy? *Con vuestro permiso, yo me voy a Keramas a bajarme unas derechas, dije levantándome de la silla. –Yo me quedo de piscina, dijo Inu. *Qué bueno, día de pileta, yo también, apuntilló Ana.

J terminaba de ver Shame cuando llegué a su villa. *Luki tienes que ver esta peli. Vamos a Sanur Reef, un derechón. ¡Vámonos! Esta vez Johnny me ha alquilado una moto que anda bastante bien. Por cierto, cuando estéis en Bali no paguéis más de 25.000 IDR el día por una scooter (menos es precio amigo y más, turista). Atascazo en sentido contrario, un camión cargado de bloques de hormigón volcado atravesado en medio de la “autopista”, obstaculizando el tránsito hasta detenerlo por completo. Llegamos a Sanur, puerto de embarque hacia Lombok y la tranquila isla de Nusa Lembongan. Una potente derecha salía tras las embarcaciones, tres surfistas en el agua. *J, menuda triunfada de selección de ola. Remamos por un lejano canal de entrada a fin de evitar el duck diving (maniobra de hacer el pato: atravesar las olas por debajo utilizando su propia fuerza para impulsarse a la superficie una vez superada la misma), marea baja, el pico marcado por una roca que se dejaba ver cuando la ola chupaba agua para formarse, perfecta. Cinco bajadas después, un cayuco se detuvo a pocos metros de nosotros: saltaron al agua un japonés y un balinés. Me bajé una derecha que me quedó abierta, rápido take off y dos giros menos radicales de lo que me gustaría. J hinchándose. Al darme la vuelta vi al balinés acercándose a J, soltó un puñetazo que alcanzó el hombro de Juanjo. *What the fuck! –WTF what!! I rule here, (¡Qué cojones pasa de qué! Aquí mando yo) Siguió insultando en balinés, nervioso, agresivo, agitando los brazos. J más sorprendido que asustado. Flipé. *Qué pasa, le dije al nativo. –Vino hacia mí: you what!! Go away!! (¡Tú qué, vete de aquí!) Payaso. Metió tensión en la sesión y ya no fue lo mismo. Cada ola era suya o del japo, que le había pagado para que le reservase las olas durante la sesión. Nunca lo había oído pero parece una práctica en extensión que puede cargarse el buen rollo existente en el agua. Hijo de puta. –J, o le calentamos y huimos o nos vamos ya, aquí se ha reventado la mañana. *No podemos pegarle, nos matan a la salida, son mafia los balineses aquí. Dios que ganas de destrozarle. Vámonos. No voy a dejar que influya más tiempo en mi día. Cuando salimos del agua entró un viento que fastidió bastante la formación de la ola. Karma decía J, si es karma algo peor le tiene que pasar, dije.

De allí directos a Keramas, en la costa este, a 30 km de Kuta. Recientemente designada como una de las etapas del anual WTC, es una derecha potente y tubular, casi orillera. 28 en el agua, aunque el nivel lo ponían 5 australianos. Sesionaza. Movimientos más armoniosos y fluidos, tras cinco días sin surf parece que la técnica ha calado en mi subconsciente y ahora disfruto más. Una pena que el cámara se fuese antes que yo del agua. Me llevé un susto en un tremendo wipe out (caída). La ola me aplastó contra el fondo de arena, sacudiéndome unos segundos, no podía sacar la cabeza por la corriente y cuando lo conseguí, la siguiente ola del set me cayó encima, el leash (cuerda elástica que une el pie trasero con la tabla) me maniató las dos piernas juntas, apretándome fuerte, impidiéndome salir a la superficie. Ahí abajo, al ver que la presión no aflojaba, decidí soltarme el leash y salí aspirando profundamente. Si hubiese venido otra ola hubiera estado gracioso, pero el mar me dio un respiro para que volviese al pico con el susto entre las venas. Tres horas y cuarto de sesión después esquivaba coches y camiones en un tremendo atasco. El mayor que he sufrido en cuatro años aquí, decía J. Tras la estimulante y agotadora conducción comimos en el Zula, en Seminyak, donde degusté un bocadillo vegetariano que en caso de haberlo probado con los ojos cerrados y tener que apostar, lo hubiera hecho a que llevaba carne. Teiki estaba molesto por el detalle de Matías de acostarse con la chica que compartió la mañana con él. Normal.


 Cuando llegué al Suka, Inu dormitaba en la habita. ¡Epa! ¡Esos durex no son los que compré yo ayer! *Ya tío, estaba viendo “The Master” a las 9 am y llaman a la puerta, era Ana. Se tumba conmigo a ver la peli y ha pasado lo que venía buscando. -¡Vamos ya! Una mañana perfecta para ambos. Esta noche despedida de Andy, llegan hoy de Sumbawa, antes tenemos partido de fútbol con Milo y su equipo. Vas a gozar de las instalaciones; marcador electrónico, césped sintético, hilo musical y graffitis enormes de futbolistas en los muros. Los chavales juegan bien en lo individual, aunque carecen de sentido colectivo. Por lo menos hace cuatro años era así. Por la tarde compré billete ida y vuelta para Bali y Sri Lanka con salida en Singapur (320€ ambos) y vi Naúfrago por primera vez, aunque la peli pirata me dejó tirado a cuarenta minutos del final. Milo nos recogió en su tienda de surf, Avocado, en la Poppies II. Rumbo a su casa nos encontramos con Gary y Marcos que ya estaban de previo en las famosas escaleras de esa calle. ¡Qué pasa nen! Grande volver a verlos, se suponía que por estas fechas íbamos a estar en Sulawesi. ¡Partido y nos vemos, team! Callejoneamos hasta llegar a casa de Milo, una pequeña habitación con colchón sin somier, rectangular tanque que albergaba dos grandes peces naranjas, ambos sin nombre y un LCD de 32”. 40€ al mes. Me regaló una mini tabla de surf (30cm de largo) que había shapeado. Un detalle. Las pistas estaban tan cuidadas como las recordaba, ni rastro de los graffitis ni de los marcadores electrónicos. Gran afición por el RM, FCB, MU y Chelsea por aquí. Calentando, pisé la bola y caí a plomo sobre cadera y muñecas. Creo que tengo un poco abierta la derecha. Medidas de fútbol sala, se juega a Rey de la Pista (equipo que gana sigue jugando) a tres goles o quince minutos. En caso de empate, los dos equipos fuera. Recital el que dimos. Inu ocho goles, dos de ellos espectaculares y clase para copiar, yo tres golitos y mucho reparto de juego. Quedaban diez minutos de alquiler de pista para irnos, todos cansados  y sudados por allí cuando ¡clac! Su tobillo derecho se quedó clavado obviando al movimiento del resto del cuerpo e Inu cayó al suelo. Esguince. Inu gritaba maldiciendo su suerte. Milo nos pedía perdón. No pasa nada, esto es fútbol. Claro que jugar con unas vans de calle tiene su riesgo. Bueno pues nada, pagué las 20.000 IDR (1.5€) por persona y volvimos al hotel. Intenté tranquilizar a Inu: nada amigo, hielo siete minutos, calor tres y verás cómo baja. *Joder, nunca he tenido un esguince y ahora, a cuatro días de Bangkok ¡zas! ¿Cómo lo ves? –La verdad es que lo veo bastante leve, hinchado pero no mucho, se te ha salido el líquido hacia el empeine pero lo que es el tobillo en sí no está afectado. He tenido varios esguinces, en ambas piernas, 3/5 días, hielo, algo de reposo y estás nuevo. Por cierto, voy a comprarte hielo. Inu quería ir al hospital. -Uff, mucho para lo que tienes, me parece genial pero ahora no te acompaño. Se quedó en la cama, pie enhielado en alto. –Una peli y mañana será otro día.

 De camino al Sky Garden me encontré con la comuna española, que seguía en las escaleras a base de vodka a 4€ la botella. ¡Dios que asco ponme una copa! Gary, Andy, Marcos, Villa, Angelo, dos nativas y otro español que me sonaba. Era uno de los que comentaban el día anterior en la piscina: Cristian, de Málaga. Cansado de las pocas posibilidades que ofrecía España, emigró a Indo y en Marzo comenzó un proyecto compartido con otros dos españoles en Lombok; hotel-cabaña frente a la ola de Arguineguin. Entorno puro y salvaje, todavía lejos del punto de mira del turismo general. Noche memorable con varios highlights.

 Aunque sólo Ina y yo nos alojamos en el Suka, desayunamos todos gratis. Los camareros sospechaban algo, perdona, ¿número de habitación? 34. Mentira. Tachó la 34 de la lista. Esos ya no desayunan. Piscina, Inu preocupado con el tobillo, pidiendo a cada uno consejo de curación. Todos coincidimos: hielo y reposo. Cada uno lo lleva como lo lleva, personalmente me pone tenso que alguien se queje más de lo que lo hago yo en la misma situación, no sé si es una cualidad innata o aprendida, trato de evitarlo, pero me cuesta y no consigo disimular mi problemática intransigencia. Andy preparando todo para su vuelta a España al día siguiente y Villa caliente porque quería lavar y reparar el cárter del coche alquilado sin seguro pero nadie le prestaba la atención que requería. Fue día de clásico, RM vs FCB, el primero que por horario pudimos ver sin trasnochar ya que se jugó a las 16.00 hora española, 23.00h hora local y todos los que estábamos somos bastante futboleros. Villita, quédate en nuestra habita esta noche, así te ahorras la de Ulu y vemos el partido juntos. *Perfe, yo con estirarme en el suelo estoy de lujo, para Jiu Jitsu entreno así. – Listo.

Hasta las 17h estuvimos en la piscina, sin comer, esperando al buffet libre del Sky Garden para cebarnos. Barra libre de cerveza y 3 horas de todo lo que puedas comer por 4€, es el segundo homenaje que nos damos. Tienen sus trucos de ahorro: las primeras cervezas te las sirven sin dilación creándote la confianza de que ese es el mecanismo hasta el final, sin embargo cuando quedan 20 de los 60 minutos de cerveza gratis, los camareros te engañan diciendo: Sí, ahora mismo le traigo la jarra y pasan de tí. Con eso consiguen que no te levantes a por birra y cuando lo haces, puede que haya pasado la hora y tengas que pagar por ella o tragar sin bebida. Con la pulsera de Inu cenó Villa y luego Cristian, ambos de regalo. El clásico fue la excusa para reencontrarnos todos los chavales de Padang Padang, Miguel el gallego, manager del Buffalo Hotel, incluido. Y luego, un puñado nos fuimos Seminyak, a la fiesta del hotel Doble W, sólo recordar la que viví en Barcelona en el hotel de la cadena (El vela) me hizo querer vivirla de nuevo en primera persona. Cómo los tragos estaban a 9€, copeamos en el parking. Fiesta divertida a la que llegamos tarde, sólo quedaban las ascuas de una hoguera en la que se quemó mucha peña. Me quedé con Cristian y Fonsi, los demás rumbo María Magdalena (MM), otro local de moda por Seminyak. Lucas, tradúceme este mensaje, es de la francesa de ayer: “Me voy a dormir, si quieres llámame luego, deja dos tonos y a los cinco minutos quedamos en el hall de mi hotel”. *¡Molt be Cris, se ve que hiciste las cosas bien ayer! – ¿En serio dice eso? Olé. Nos encontramos con el resto en el MM y al poco todos para casa. Volví a 30km/h con el depósito de gasolina vacío, la moto dando tirones, la cabeza martilleándome a preguntas más profundas de las que podía responder, aunque debo haberlo pronto… Entré en la casa sigiloso cual pantera cazando, Inu y Villa dormían en la cama. No quería despertarles así que cogí la sudadera del armario, la convertí en almohada y me estiré en el suelo agradeciendo su temperatura, resignado ante su dureza.

Los dos últimos días Inu ha recibido masaje fisioterapéutico en su tobillo lesionado, las manos de una experimentada balinesa (40 años al servicio del arte del masaje) le han dejado el pie amorcilladito, aunque puede caminar mejor, lento pero sin cojera, la mujer le ha recomendado andar para su completa curación.

Llevo tres días con la energía al ralentí. Antes de ayer sufrí la consecuencia de mi falta de atención: chequeando los vuelos que tengo comprados con tres compañías diferentes (a Bangkok-Tailandia, Denpasar-Bali y Colombo-Sri Lanka) observé que al número de pasaporte que introduje en la web de cada uno de ellos le falta una A al inicio. No, no, no, no puedo ser tan tonto. Ahí estaba mi padre susurrándome con voz grave: te lo dije, no confíes a la memoria lo que le puedas confiar al papel. Ya lo sé. Joder. Después de perder un billete por comprarlo en otra fecha ahora esto, ¿qué coño me pasa? Mi mente se volvió cruel conmigo machacándome cinco largos minutos. El denso olor a insecticida industrial me devolvió a la realidad, estaban fumigando el hotel. La gente que compartía espacio conmigo primero introdujo la cara en el cuello de la camiseta para protegerse y luego se fue. Me quedé allí sentado, dándome lástima. No debería cometer esos fallos, ya no. Llamé desde un locutorio a Jetstar y la amable telefonista corrigió el número de pasaporte sobre la marcha, sin problema. Qué alivio. El vuelo de airasia lo solucioné yo mismo desde el website, sin problema. No pude contactar con Tiger Airways, lo hice ayer por la mañana. Fui con Inu al aeropuerto para comprar el billete a Surabaya (20€, una hora de vuelo), ya que de ahí volamos a Bangkok. Y en la oficina de Mandala (socios de Tiger) me dijeron que no se pueden modificar los datos personales, sólo las fechas pagando la correspondiente tarifa. *Pásame con tu superior, por favor. Lo mismo. *¿Entonces cuál es la solución? –Comprar otro billete, lo siento.

Es el billete de Singapur a Sri Lanka, ida y vuelta.

Buscando una explicación profunda más allá de mi inexcusable parra, creo que se trata de una pequeña y automática prueba del todo para que reafirme mi voluntad de conocer ese país. Podría significar una señal en sentido contrario, del orden de: no vayas, algo negativo podría sucederte, es un aviso o incluso un ¡no te queremos aquí! Pero lo interpreto como una necesidad de confirmación en el mismo sentido pese a las nuevas dificultades. Hace tiempo ese destino me tiene intrigado, concretamente desde que Miguel, maestro portugués de pocas palabras, pelo largo y blanco, tatuado el cuerpo entero, 26 años viajando, me dijo: te encantaría Sri Lanka, su cultura y sus olas. Eso fue en 2008 en Río Nexpa, México. A partir de ahí, quizá sugestionando mi mente, varios han sido los imaginarios encuentros con la lágrima colgante de la india.  “No todo es tan fácil como tener el dinero y comprarse un vuelo”, volver a elegir el mismo destino pese al cambio de escenario, dar contenido con hechos a la vacuidad de las palabras.

Gracias a los vascos conocimos el porqué del triste acuerdo de visados entre España y Australia, país para el que no tenemos posibilidad de adquirir la “working visa” con la facilidad del resto de la UE. Un empresario español estafó mediante su compañía de seguros a una gran cantidad de ciudadanos australianos (vendía seguros que en realidad no ofrecían las coberturas prometidas), retirándose a lo grande, una vez consumada la estafa, en Mallorca. El gobierno australiano, al conocer el fraude, pidió la extradición del hombre con vistas a juzgarle en aquel país, a lo que José María Aznar, Presidente del Gobierno de España en la época, se negó. Desde entonces las relaciones inter países carecen de la fluidez anterior. Putos mosquitos cómo se vician con nosotros cada noche.

Parece que Bangkok significa cambio de energía.

Ma-dre-mí-a.

No hay comentarios:

Publicar un comentario