SEAWS XXI
South East Asia Wild Spirit
"Llegué a Villa JAS conduciendo la Honda Vario, chorreando
agua, empapado de norte a sur y de este a oeste, borracho y encendido, me
desnudé camino de la piscina bajo la tremenda tormenta noctuna, Inu dormía hecho
un ovillo en el sofá, ¿a qué hora habrá llegado? Salté al agua y grité bajo la
misma girando sobre mis pies tan rápido como pude, nariz dolorida después de
encajar el cabezazo del taxista desbocado. Mañana iré a buscarte malnacido."
Agradecidos en extremo a ese país-oportunidad,
los últimos días de Australia nos tatuamos la sonrisa en la cara, sólo torcida
por la tensión de la problemática económica. Money money. Lo generado en la
granja estaba depositado en la cuenta del Commonwealth, nuestro banco aussie
del cual no tenemos tarjeta para retirar en ATM´s (cajeros automáticos), y el
lunes pasado, el día del vuelo a Bali, fue fiesta nacional en Australia por lo
que los bancos no abrieron sus puertas. La única opción era realizar una
transferencia internacional a nuestra cuenta española, para la que nos faltaban
ciertos datos que conseguimos hablando con un operador después de 20 minutos de
inflada de pelotas escuchando la grabación y sus opciones. Felizmente, el dinero
ya está en nuestro banco tras descontar las respectivas comisiones por emisión
y recepción, sustentadoras de un pequeño porcentaje del entramado financiero
que controla el mundo y sus estados económicos.
Con Guido y Mauro, nos vemos en la fullmoon party. |
La fiesta de despedida del sábado pasado estuvo
bañada en ron a palo seco… Espectacular el trayecto en tram junto al
Beachcomber crew para acabar en la terraza del citado local con risas
internacionales. Domingo de resacurro, descubriendo a cada conversación
detalles de la noche, agujetas de reír y manos en la cabeza... Por ser el
último día y gracias al cariño de los managers, pudimos escoger cualquier plato
del menú para cenar. Inu pidió su suspirado salmón con ensalada y patatas “wedges”
y yo la beach burguer que también llevaba deseando hace tiempo. Súbitamente recordé
el Big Mac y el Cuarto de Libra, ambos en formato menú gigante, que me clavé de
madrugada en el McDonalds 24horas camino del hostel y cambié mi plato a merluza
a la plancha. Los últimos minutos trabajados fueron emotivos, se acaba la fase
1 del proyecto SEAWS dejando la puerta cerrada, con la llave en el bolsillo
para abrirla si es necesario.
Lunes sin prisas; nos despedimos de Mauro y
Guido, también de Delfina, Mateo y Santi, conexión hispano-argentina, inconfundible
sensación de que nos volveremos a ver. 16 kg de mochila en espalda, última
compra en coles, nuestro super de St. Kilda, tram y posterior skybus hasta
llegar al Tullamarine, aeropuerto internacional de Melbourne. Sesenta y cinco
días en Australia, más enriquecedores de lo previsto en el planteamiento inicial.
Ahora el límite personal está un poco más lejos. Misión cumplida.
A las azafatas de Jetstar les caímos bien desde
el principio: sólo así se entiende que nos dejasen volar a Indonesia sabiendo
que el billete de salida con el que contamos está fuera de la duración del
visado que expiden en la frontera. “Chicos, estáis un poco locos, no os van a
dejar entrar en el país sin billete de salida, ¿estáis dispuestos a comprar un
billete en el propio aeropuerto si os lo exigen?” *No te preocupes, hablo con
el de inmigración, seguro que le gustan las rupias, además tengo un hermano
allí que en caso de haber problemas, tendrá soluciones. Check-in, bocata made
in coles y a la sala de espera. En un Pc escogimos un vuelo de bali a Bangkok
el 21 de febrero, fecha dentro del mes nos darán de visado cuando lleguemos a
Indo, llevamos el proceso de compra hasta el final y, sin adquirirlo, hicimos
una foto a la pantalla. Ya tenemos billete de salida. No tenía idea de qué nos
esperaba en Bali. Juanjo, unos de mis cinco hermanos de otros padres, me
contestó por facebook un “todo preparado, no os preocupéis”. Intenté contactar
con él desde una cabina y, al conseguirlo, ésta se tragó 4 AU$ en 35 segundos. Así
que pasamos a utilizar la vía whasap con el iphone de Inu, al que le quedaba un
7% de batería. Como su cargador estaba en la mochila facturada, Ina le pidió el
suyo al hombre de al lado. Rob, tibetano de aspecto budista, 51 años, profesor
de filosofía e importador de mercancías asiáticas en Europa y Australia,
viajaba a Bali para encontrarse con una de sus mujeres. Pensaba que podía haber
sido un maestro con alguna enseñanza instantánea y por ello me decepcioné al
descubrir su ansia sexual y su descarada forma de llevarla. Eso sí, era muy
gracioso. J me dio la dirección de la villa donde nos quedaríamos, una de las
que alquila junto con su socia y amiga, Stephi. “Os espero a las 22h en el aeropuerto, creo que te va a gustar. Un
abrazo”.
Agradable vuelo sin comida a bordo, bonito
atardecer retrocediendo en el tiempo salvando las 3 horas de diferencia horaria
existentes entre Melbourne y Bali. Esta vez el frío no nos afectó ya que íbamos
preparados. Libro, siesta y amplio bienestar interior al repasar la experiencia
en las antípodas de España.
J en Salón, Villa JAS |
Calor mojado. Olor a Bali, inimitable y
evocador, que me transportó a las navidades de 2009. 25$ por el visado de 30 días,
entrada sin preguntas, mochila y allí estaba Juanjo con su característica
sonrisa y una furgo con la que llegamos a villa JAS, sita en Seminyak, uno de
los barrios más distinguidos de la Isla. Callejeo máximo por estrechos
pasadizos. No me lo creo. Dos scooter en la puerta y una casa de revista, de
las de no dormir sólo, hablan mejor las fotos que lo que pueda contar. *Hasta
el día 6 de febrero se pueden quedar aquí, luego la tengo alquilada. ¡Colega como te lo
has montado J! Vamos a cenar o qué. Inu repetía su “madre mía, ¿en serio? Que
pasada, vamos a pasar de vivir como pobres en un país rico a vivir como ricos
en un país pobre.”
Siguiendo la moto de cross de J cada uno con
nuestra honda, nos pusimos al día devorando una hamburguesa acompañada de
Bintang, la cerveza local. *El jueves viene un buen swell, ahora casi no hay
olas en la isla. –Entonces nos vamos a dar una vuelta esta noche, a ver que
ofrece Kuta de lunes. *Tengo que trabajar temprano, mañana nos inmolamos a base
de alcohol, de todas formas ahora os digo la ruta clave para disfrutar de esta
nuit en Kuta, aunque de lunes y en estas fechas no sé cómo estará el rollo. Don´t
worry J, mañana te lo digo, esta noche le damos nosotros.
*Sales a la calle principal, todo recto hasta
que no se pueda más, giras a la izquierda y sigues la carretera, que serpentea,
hasta el primer garito: Aykon. Cuando cierren, en esa misma calle tenéis Sky
Garden y Bounty. –Esos dos ya los caté cuando estuve por aquí. ¿Distancia?
*Nada, unos 6 km. Moto, casco y a fuego siguiendo las indicaciones,
motivadísimos por la grata e inesperada sorpresa de la magnitud de “nuestra”
villa. Bonita forma de empezar a recorrer el SEA. Pensaba que “todo recto hasta
que no se pueda más” implicaba pared o muro, así que seguí recto sin darme
cuenta que me metía en prohibida, aunque la policía si lo hizo. Me di la vuelta
sin ver a Inu. ¿Se habrá caído? Deshice el camino erróneo y giré a la derecha,
sin obedecer a los policías que querían que me detuviese (aunque ahora tenían
razón, siempre paran al turista para sacarse una inmerecida comisión). Seguí,
seguí… ¡Coño el Aykon! Vi a Inu andando, haciendo gestos de tú estás loco.
Inaaa ¡que me he pasado! Aparqué y nos encontramos en el local. House, bintang
y chupitos de tequila para coger el ritmo de la noche. De ahí al skygarden,
imponente con sus cuatro plantas y 9 salas. Mucho balinés y balinesa, lo que
nos llevó a reírnos con el comentario del guarda de seguridad del aeropuerto de
Melbourne: “¿Going to Bali? Lucky boys, remember, always check twice” (Vais a
Bali, qué suerte, recordad, siempre chequear dos veces). Se refería a la moda
de los ladyboys, famosos en toda Asia, particularmente en Indo y Thailand, aparentes
chicas que bajo su falda esconden la manduca. La terraza exterior tenía un
público interesante, en su mayoría australiano, y allí nos quedamos. Perdí a
Inu. Vi a una chica cuyo perfil me gustó. Ey, ¿How long are you going to
stay in Bali?(¿Cuánto tiempo
te quedas en Bali?) *I stay in a Hotel in Kuta. (Estoy en un Hotel en Kuta). ¿Where do u come
from? *Argentina. Mejor hablamos en español entonces. Vi a Inu hablando con una
de las amigas de Gabriela. Se iban a Vietnam a última hora del día siguiente así
que compartí noche con ella. Lo que me costó encontrar la casa. Una vez cerca,
estuve 30 minutos equivocándome hasta encontrar la entrada, lloviznaba suavemente, fue apagar la moto y entrar Inu en el
parking. ¡Qué pasaaaa! Otro que llevaba un rato de búsqueda.
Inu en Piscina, Villa JAS |
El sol brillaba fuerte cuando salimos de la habita, Inu en la piscina, relajado. *Oye, voy a
acercar a Gabi a su hotel, lo que tarde. Oka. Suka Beach era el Hotel,
localizado en la calle Poppies II, la misma en la que me quedé los primeros
días cuando vine hace tres años. Las Poppies son el centro de Kuta, barrio bueno para vivir
el bali ecléctico y la movida nocturna. Malo si lo que buscas es el bali paradisíaco y
tranquilo. Desayuné en la terraza con Silvana y Gabi, ambas argentinas,
nutricionistas, que venían viajando por Asia y a las que antes de volver a su
país natal les queda visitar Hanoi (Vietnam), París (Francia) y Praga (Rep.
Checa). Ciao gata, llama o escribe si quieres que nos veamos antes de que
cojáis el vuelo. De vuelta a casa me perdí de nuevo en el irregular trazado de
las calles balinesas. Comimos con Juanjo y Stephanie, la playa en el horizonte
y en la mesa el tradicional nasi goreng (arroz, vegetales, pollo, huevo y
especias varias) con dos batidos, uno de choco y otro de vainilla.
Luky tenemos que ir a comprar tu tabla. *Vamos,
quiero una de segunda mano que esté bien. Steph, que destila clase, se fue a
trabajar y nosotros tres, con J callejeando cual local por calles en las que al
pasar otra moto en contra dirección contenías el aliento por la cercanía,
aparecimos en una tienda de tablas muy cerca del Suka Beach Hotel. Miré y no me
convenció ninguna, el fish que me gustó me quedaba pequeño y la que J quería
para mí no me acabó de enamorar. Te compras una tabla de segunda mano y la
revendes, si está en buenas condiciones, por la mitad del precio de compra, el
75% en caso de que hubieses adquirido una nueva. *Vamos a entrar un momento en
el hotel, a ver si está Gabi. Entramos todos y allí estaban Gabi, Silvana y dos
chilenos majetes. J se fue a trabajar (está buscando nuevas villas en las que
invertir) y ellas vinieron con nosotros, queríamos ver el atardecer en Tanah
Lot, uno de los templos más espectaculares de la isla, sito a unos 25 km de
donde estábamos. Sólo un casco por moto que se pusieron ellas y rumbo al
templo.
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