SEAWS XXVI
South East Asia Wild Spirit
Todo paraíso, terrenal o celestial, tiene dos
caras: Por un lado está la cara brillante y pura, representada en cada sonrisa
honesta de intención multiplicadora, en cada átomo de la creación natural, en
cada gesto bondadoso. En su opuesto se encuentra la cara oscura y lujuriosa,
cegadora, materializada en la dependencia carnal que alimenta nuestro ego, en
la mirada lasciva de los yonkis del deseo. El karma equilibra pensamientos,
actos e intenciones en el devenir de nuestras sucesivas encarnaciones, más allá
de nuestra existencia concreta actual. Cuando la lección vital ya debiera estar
aprendida, la ley del karma se manifiesta instantáneamente, sin lapso temporal
entre acción y regulación, dejando al descubierto los elementos del balance
realizado, arrojando de esta forma chispazos de luz y comprensión al eterno misterio
de la energía que nos conecta a todos con todos.
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Detrás: Inu, Gary, Angelo, Andy, Paul, Villa, David, Judith Delante: Tony, Cooky, Diego, Lucas, Pablo |
Gili Trawangan |
Dejamos atrás la isla de Bali, tercer gran
destino del SEAWS tras Shepparton y Melbourne, para arribar (bus + fast boat, 4
horas) a Gili Trawangan, que nos ha recibido con la sonrisa humedecida por las
intermitentes lluvias que cortinean sobre las tres pequeñas islas paraíso situadas
al noroeste de Lombok: Air, Meno y Traganwan. En principio, a mediados de abril,
cuando Inu regrese a España, volveré a Bali. Parte del equipaje y la tabla de
surf se han quedado en Villa JAS, donde nos alojamos la última noche de nuestra
etapa balinesa cerrándola en la misma cama que la empezamos. Nos quedan
dieciocho días en Indonesia antes de dar el salto a Tailandia, y tras conocer
la imposibilidad de ascender los 3.726 metros que sobre el nivel del mar se
eleva el volcán Rinjani, “No quiero morir, volved en abril” dicen
los guías, nos quedaremos tres noches en estas islas antes de embarcarnos en un
ferry de 24 horas de duración rumbo a Labuan Bajoh, en la isla de Flores,
puerta de entrada al parque natural de Komodo, casa de los dragones del mismo
nombre. De allí pasaremos, si es posible también en barco, a Sulawesi, la isla con
forma de escorpión, con la esperanza de participar en sus particulares rituales
funerarios y disfrutar de una de las más impactantes inmersiones del planeta en
las Islas Togian. Veremos. De momento hemos dejado atrás la etapa surfista,
corta e intensa, carente de adrenalina por falta de tamaño aunque vertebradora de
la última quincena. De abril en adelante será otra historia.
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