SEAWS XXXVII
South East Asia Wild Spirit
NO NOS ENGAÑEMOS, LA DISTANCIA ENTRE NOSOTROS MÁS LA MARCA LA ACTITUD QUE LOS KILÓMETROS
Es sencillo viajar por Tailandia. Tan
sólo requiere paciencia en los transbordos entre ferry, tren, camioneta o
autobús (si te mueves en avión ni eso) porque el resto, es decir, las conexiones y la
seguridad, vayas por libre o por agencia, están conseguidos. Se nota que el
motor económico principal de este país es el turismo. Cómodo pero carente de
los estímulos esenciales en mi concepto de viajar: instinto de supervivencia y
desconocimiento del desenlace.
Villa e Inu acomodados en el Ferry nocturno. Mejor de lo previsto. |
Para ahorrarnos una noche de alojamiento
viajamos en el ferry nocturno, que sorpresivamente contaba con estrechos
colchoncillos a modo de cama haciendo de las siete horas de travesía un
agradable paseo por el golfo de Tailandia. En las camas de al lado unas
israelitas buscaban algo y no se les había perdido nada por allí. Ay picantonas
que os quedasteis con ganas en la full… Una vez en Surathani, la hora y media de espera la pasamos desayunando a
oscuras en mesas y sillas plegables frente a un pequeño bar con Joey, el neoyorquino negro que vivía en Harlem y con Dirk, el holandés que, después de
drogarse lo máximo durante un mes en KP, iba a realizar el “vipassana” (técnica India de meditación
para acercarse a la verdad que incluye el voto de silencio) durante diez días. Tres
horas de furgoneta con el AC a 20° y una americanada de película en la
pequeña pantalla colgante, llegada al puerto de Krabi, otra hora por allí, subimos al nuevo ferry
y, 15 horas después de dejar Koh Phangan, arribamos a Koh Phi Phi Don, una de las islas que forman parte del Parque Nacional
de las Islas Phi Phi. No es que lo sepa todo, es que al entrar hay que pagar
una tasa de 20THB para contribuir a su mantenimiento…

Ya sabíamos que los precios de la costa oeste,
la de Adamán, eran más elevados que los de la costa este, de donde veníamos,
pero siempre te queda la esperanza de ser tú el listo que encuentra la ganga.
Pues que va. El turismo con mayor capacidad adquisitiva tiene esta costa como
destino predilecto y eso hace que los precios se disparen (sin olvidar que no deja de ser el Sudeste Asiático). Habitación para tres
entre 4000 y 1200 THB en los nueve hoteles/hostales que preguntamos… Finalmente, buscando y dando pena, conseguimos habitación para los tres en una de dos por
800THB/día en el Taphea Guesshouse. Era la 1.35 pm y una excursión en barco a Koh Phi Phi Leh salía a las 2 pm. Esa
es la nuestra. Inu y Villa un poco reticentes al principio por eso de que
acabábamos de pegarnos un largo viaje pero sabiendo que sólo íbamos a estar
tres días y que las noches serían potentes les convencí para ir del tirón. Cama
de matrimonio para los tres. Sí, para la boda de Ena y No porque vaya
dimensiones, enorme la idea de Villa de separar colchón y somier y utilizar
ambos como camas.
EXCURSIÓN A KO PHI PHI
LEH
Precio: 400THB
Duración: 4 horas
Pasajeros: Entre 12 y 20.
Pasajeros: Entre 12 y 20.
Molestando a los monillos |
Oye Villita, ¿cómo puedes pisar un erizo con
púas de treinta centímetros de largo haciendo snorkel? Eso le pregunté al
malagueño al ver en su pie un montón de puntos negros. *Ya ves colega… -¿Te
duele? Ya sabes, limón y a esperar que salgan. *Qué va hombre, esto me lo rajo
yo y verás cómo se van…
KO PHI PHI DON
Restaurantes, pubs y hoteles comparten las empedradas
calles con talleres de pintura, escuelas de buceo, tatuajes a máquina y
bambú, y tiendas de recuerdos. En esta isla hay fiesta y ambiente trescientos
sesenta y cinco días al año, impactante. Durante el día la gente se dispersa en
diferentes playas y actividades, pero al correr el oscuro telón de la noche todos
se dan cita en la LohDaLum Bay, que
hierve. Sólo 2 garitos en la playa, suficiente. La calle que lleva a ellos está
abarrotada de puestos de comida, según estás yendo ya sabes que a la vuelta la
parada será obligatoria… Así fue la primera noche, de la que me acuerdo a ratos.
No me costó encontrar el hotel ya que escuché a Villa hablando por teléfono
desde bien lejos mientras aun rumiaba el peperoni de la pizza intempestiva…
Tras el movido primer día/noche, temprano nos
arrastramos al seven eleven a por el desayuno. Salvación cuando se abren las puertas
automáticas y te golpea aire fresco en la cara. ¿Playa? Habita… Allí estuvimos
hasta las cuatro de la tarde, cataratas de sudor sin que lo evitase el pequeño
ventilador, Dani Rovira monologueando en el Pc y tres canciones repetidas
durante horas: Alosque de la
pegatina, Todos los días sale el sol
de Bongo Botrako, Mil vidas de Nach. A
gusto. Para nosotros, los restaurantes eran invisibles destino el mercado local. Más
puro interactuar con los nativos menos acostumbrados y corrompidos por el
turismo, mantienen su ritmo pausado, su sonrisa tras anotar mal un plato y su
trato honesto desapegado, lejos de la careta de educación tras la que se suelen
ocultar los camareros de los establecimientos donde la propina es importante.
Una de las últimas vistas juntos, amigo. |
Era el vigésimo séptimo cumpleaños de Inu y los
tres íbamos con ganas de hacer algo bonito aquella noche. Bonito fue el
espectáculo de fuego que se montó en el Slinky
Bar. Cinco chavales muy Street haciendo virguerías con cariocas y palos de
fuego, movimientos musicales que aunaban ritmo y contorsionismo. El punto
gracioso lo ponía el que imagino es el hermano de alguno de ellos, una bolita
de diez años que sirvió de sparring en los inicios de la comba, limbo y la
atracción estrella de la noche, el aro, todo de fuego. Los dos primeros ya los
había catado en Koh Phangan y el aro me llamó la atención. Después de ver cómo
los maestros tais saltaban con mucho estilo en una doble comba de fuego y uno
de ellos se doblaba como si tuviese un skate en la espalda mientras sujetaba a
una chica del público en sus rodillas para pasar por debajo del limbo, elevado
a menos de medio metro del suelo, llegó el
momento del aro de fuego.
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La imagen no es mía, pero nos hacemos una idea del rollo que se lleva por las Phi Phi... |
El proceso de dificultad es el contrario al
limbo, es decir, empieza en lo más bajo y acaba en lo más alto. Lo hice entero.
A cada salto logrado recibías un chupito de ron. Y claro, sin mucho dinero para
gastarme, ese regalo lo aprecié bien. Poco a poco tensaban las cuerdas y el aro
se elevaba, cada vez éramos menos los que nos decidíamos atravesar el aro en
llamas. 2 saltadores salieron chamuscados y uno tropezó justo antes de saltar y
se empotró de boca. Al séptimo chupito iba más caliente que el fuego y me
vine arriba agitando las manos para que tensasen más las cuerdas. Pensaba que
no, pero los chavales me hicieron caso y allí me vi con el foco enchufado en mi
sudorosa cara. Pues nada, allá voy… Corrí como un idiota con un brazo a lo
superman y delfineé envuelto en los flashes de la gente, cuando mis pies
evitaron las llamas sonreí brevemente, hasta que al caer incrusté el codo
derecho en mis costillas. Esta vez fui yo el que se levantó como si nada,
recibiendo dos chupitos por el salto, forzando una sonrisa con el costado derecho
reventado. Acabado el show, pasamos al bar contiguo.
Colocado en medio de la playa/pista de baile, un
solitario poste de cuatro metros de altura coronado con una base en la que no
caben más que dos pies juntos, otorgaba el minuto de gloria a quien se subía a
él. Lo complicado era bajar. Unos se tiraban de frente o de espaldas a lo
Rolling Stone cayendo sobre el enfiestado crowd. Otros destrepaban el poste a
duras penas y uno… ¡Ay de tus ligamentos cruzados chaval! Hizo la clásica de mover
los brazos para crear espacio, lo que atrajo la atención de muchos… Inu
esperando un back flip o algo por el estilo… Dudó, saltó y sobre los decibelios
de música se escuchó el crujir de su rodilla al impactar los pies en la arena…
De camino a la playa vimos varios. |
La noche siguió su curso apocalíptico y el
último día antes de conocer Phuket lo pasamos en la cala predilecta de una
monitora de buceo, pasada Long beach. Se acercaba el fin de trip de Inu, cuenta
atrás de tres días para poner fin a casi cinco meses de experiencia. Phi Phi,
Phuket, Singapur, Madrid.
Como despedida, el destino unió por tercera vez
tiempo y espacio con las hermanas Choy, holandesas que conocimos en Bangkok,
encontramos en Koh Phangan y reencontramos volviendo de la playa. Acababan de
llegar a la isla y quedamos en vernos después de cenar. El sincrodestino fue la guinda del
pastel que cocinamos en Australia entre Shepparton y S. Kilda y que hemos
ido saboreando en el Sureste Asiático, entre Indonesia, Camboya y Tailandia.
Desde la lejanía tendemos a idealizar aquello
de lo que renegábamos en su momento, vivimos persiguiendo los sueños de los que
queremos despertar cuando estamos inmersos en ellos. Para. Detente. Obsérvate con
perspectiva. ¿Qué quieres? Decide el camino y recórrelo hasta el final pese a
los impedimentos que sin duda vas a encontrar. La lucha es diaria. La
recompensa, eterna.
I will not die today!! Inu en Maya Bay. |
No te vale con el erizo de los pies ¿no? Villa colgado en Maya Bay |
Otro que va con la casita en la espalda. Ermitaño tailandés en playa larga. |
Barcos de popa larga. Ko Phi Phi, Tailandia. |
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