SEAWS XLII
South East Asia Wild Spirit
Pese a que apenas 12 horas antes habíamos recorrido la misma carretera rumbo Adam´s, ahora era de día y el paisaje que nos veía pasar era un abrebocas. Fue precioso ver de nuevo a la familia
cingalesa, reforzando lazos al tratarse del segundo encuentro. Llegamos a la casa con un
obsequio de diez manzanas para la familia (su fruta preferida cuyo precio en
comparación con otras frutas era desorbitado para una economía media, como sucede
con los mangos en España, por ejemplo) y tras contarles el ascenso, recogimos
nuestras pertenencias e iniciamos el viaje a Udawalawe, al otro lado de la cadena montañosa, atravesada por
carreteras en sus diversos estados de construcción.
Son duras las scooters asiáticas. |
*Mira esto, me dijo Nico señalándome el
paisaje, ajeno a que ya lo observaba embobado mientras grababa un video. Miré
al frente, un camión venía ocupando el centro de la carretera: -¡Y mira esto
Nico! Por no colisionar acabamos con la moto en la cuneta, aunque sin lesiones
ni daños. Nos reimos como niños. Fueron setenta kilómetros de poca recta y
mucho barranco, tensión contenida hasta que Nico reventó maldiciendo en
italiano a los conductores de vehículos pesados. Se echó un cigarrillo que no
le terminó de calmar así que conduje hasta Weligepola,
pueblo sin encanto especial que sobrepasamos cuando empezó la lluvia, por
lo que hicimos parada en un puestecillo a resguardarnos con un té caliente. Ya
era de noche y notaba a Nico reticente con el plan de continuar hasta Udawalawe
(hora y media de moto). Él quería conocer World´s
End, otro parque nacional famoso por albergar un tremendo acantilado con
vistas impresionantes. Costaba 40€ y yo pasaba de ir allí. Es época de nubes.
*Italo, a mi me da igual el safari, si no lo
hago ahora lo haré en el Yala National
Park (cerca de Arugam Bay), si
quieres nos buscamos un lugar para pasar la noche y mañana volvemos a AB.
Decidiendo estábamos cuando un nativo musculoso
se metió en la conversación. *¿A dónde váis? –Udawalawe. El hombre, en sus
treinta y tantos, sacó la placa de policía. *Yo voy en esa dirección, si
queréis seguidme.
Llovía y siguió lloviendo durante todo el
trayecto. Intentaba no pensar en el frenazo y caída pero a veces me venía a la
cabeza. Cerca del destino buscamos hotel (el de las chicas no era económico) y
encontramos uno a buen precio en el que nos cambiamos de ropa sin reservar
habitación. ¡Gracias! Angie me puso al teléfono con el gerente de las cabañas
donde ellas se quedaban y a la media hora aparecimos en su barbacoa de
bienvenida, escasa y seria, rollo cocina moderna que me dejó con más hambre que
antes de sentarme a cenar. El 4x4 estaba contratado para las 5.30 am y tras la
cena brindamos con el Arak adquirido en una tienda de Dickoya, poblado cercano
a Hatton (la tienda de licores era también taberna y los locales salían
literalmente patinando de allí) Nico quería irse al hotel que habíamos visto
pero yo estaba perezoso y me metí en otra de las cabañas a dormir.
Notaba como me tiraban del brazo. Lucas, levántate.
Era Julia, 5am, se metió en mi cabaña para despertarme y unirme al safari. Adoro
que me despierten poco a poco. Ducha y al todoterreno.
UDAWALAWE NATIONAL
PARK
De dcha a izq: Julia, Vero, Angie |
4.000 rupias (25€) por cuatro horas de safari.
Me reí mucho con el guía, que llevaba haciendo de explorador once años. Los
animales más avistados fueron elefantes (de los 300 que se dice que viven
seguro vimos a 80) búfalos de agua y aves (teníamos la coña de que en verdad
eran muñecos radiocontrol colocados para el turismo…). Tuvimos suerte de ver
dos cocodrilos, ciervos y un lagarto de graciosos andares. Por desgracia no
vimos ni serpientes ni leopardos, que también habitan por allí.
Los veíamos cerca y los veíamos lejos, el guía no me dejaba bajar del coche aunque en un lago sí lo hice. Cuidado con los cocodrilos me dijo, aumentando la adrenalina de la foto. Quería tocar un elefante. Sí o sí. El conductor tuvo que detenerse en varias ocasiones por hallarse algún elefante en medio del camino y en una de esas paradas estaba mi oportunidad.
Parece que el colega estaba comiendo ostras con champán... |
Piel suave estirada y áspera arrugada, sus ojos... |
Nico leía su novela tumbado al sol en una de
las hamacas del resort cuando llegamos. Desayunamos allí. A las chicas les
quedaban dos noches antes de volver a su vida real en Dubai. *¿Qué plan tenéis?
–Queremos playa, creo que nos vamos a ir a Mirissa
(destino situado al suroeste de la isla, precioso pero fuera de temporada) *Deberíais
ir a Arugam Bay, ahora es temporada allí, en el oeste es época de lluvias… Pese
a la insistencia, que era más por ellas que por nosotros, decidieron seguir su
plan sin hacernos caso.
Intenté no pagar pero en la cuenta del desayuno
me metieron la habitación, así que solté 20€ que me dolieron, ya ni el lugar ni
el servicio los valía. Nos despedimos de las rubias (no os olvidéis el
paraguas) y empezamos la vuelta a casa motorizada con ese mix de viento y sol
que te hacía estar a gusto.
Quería tocarlo pero no me atreví. Suerte tuvimos de verlo a eso de las 4 pm. Suelen avistarse o muy temprano o a última hora de la tarde. Con el un, dos, tres, cuatro... Foooormación. |
Cinco horas después de salir de Uda, llegamos
al Beach Hut, casa. Un gustazo y muy
buen rollo, aunque Kuna nos comunicó que nuestras cabañas estaban alquiladas.
Carretera y
chubasquero: Aparte
de los puntos objeto de parada, es decir, Ella, Hatton, Adam´s Peak y
Udawalawe, el trayecto constituyó un destino en sí mismo. Entre que en Sri
Lanka aún no está muy extendido el alquiler de motocicletas y además cruzamos
zonas que el turismo suele obviar, el resultado fue impactante. Fuimos la
sorpresa alienígena para niños y mayores, si pasábamos de largo las gentes interrumpían
sus conversaciones para saludar brazos en alto ofreciendo una cálida sonrisa,
gritos, saltos o todo a la vez. Si nos deteníamos a repostar, comprar el que
fue el “packtrip” (pink coco, chocolatinas, crackers, refresco de fresa local y
agua), comer o simplemente a estirar las piernas los presentes hacían un corro
a nuestro alrededor: ¿You from? ¿You from? Su primera pregunta es siempre ¿de
dónde eres?, repartíamos cigarros y rupias, los moteros que nos sobrepasaban se
quedaban un rato conduciendo a nuestra altura, observando. Tenía la sensación
de que para ellos éramos el trébol de cuatro hojas, la moneda de la suerte de
un pueblo maldecido hasta hace tan sólo cuatro años con una cruenta guerra
civil entre cingaleses y tamiles que se cobró más de 90.000 almas arrancadas de la vida con odio.
Aparte del factor
humano, los paisajes que cruzamos destilaban energía. De los 240 países que
componen este mundo (195 reconocidos internacionalmente), Ceylon es el que mejor té produce y por la propia
estructura de sus campos, desplegados hacia los cuatro puntos cardinales, fantaseaba
con que recorríamos la piel de un dragón dormido cuyo despertar para el turismo
en masa no queda lejano.
Keselkotuwa city |
Tétété tété tétété |
Cruzando Hill Country |
Dos crías quedaron entre los búfalos y los elefantes, que se agruparon para "rescatarlas" |
Me encantaría saber el tipo de árbol, pero no. Udawalawe. |
Cómo se contoneaba el lagarto. |
Vamos por este camino que la carretera es buena. Hay que actualizar el mapa Nicolino! |
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